La compasión de Saida


En un reino lejano, donde la sabiduría y la moralidad guiaban las decisiones de sus habitantes, vivía una joven llamada Saida. Saida era conocida en todo el reino por su profunda compasión y su dedicación a ayudar a los demás.

Trabajaba como enfermera en el hospital del reino. Todos los días, Saida recorría las salas de enfermos con una sonrisa cálida en el rostro, reconfortando a los pacientes con sus palabras amables y su amorosa atención.

Un día, mientras Saida atendía a una anciana enferma, escuchó un ruido extraño proveniente del jardín del hospital. Al asomarse por la ventana, descubrió a un zorrito atrapado en una trampa.

Sin dudarlo, Saida corrió al jardín y liberó al zorrito, curando sus heridas con cuidado. Agradecido, el zorrito prometió ayudar a Saida en el futuro si alguna vez lo necesitaba. Con el paso de los días, Saida y el zorrito se hicieron amigos, y juntos llevaron alegría a los pacientes del hospital.

Sin embargo, una noche oscura, una feroz tormenta azotó el reino, dejando a muchos habitantes sin hogar ni comida. Con valentía, Saida y el zorrito se aventuraron en la tormenta para ayudar a los necesitados.

Trabajaron sin descanso, repartiendo alimentos y cobijas a los desamparados. La valentía y la compasión de Saida inspiraron a otros a unirse a su causa, y juntos lograron reconstruir las casas y brindar esperanza a quienes lo habían perdido todo.

El rey, asombrado por la nobleza de Saida, la nombró líder de las obras de caridad del reino. Desde entonces, Saida y el zorrito siguieron cuidando a los necesitados, recordando siempre que la compasión y la solidaridad son las mayores virtudes de todas.

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