La competencia estelar de los planetas
En una galaxia muy lejana, vivían los planetas del espacio. Cada uno de ellos tenía su propia personalidad y características especiales. Había un planeta llamado Marte, que era valiente y siempre estaba listo para la acción.
Venus, en cambio, era muy coqueto y siempre lucía radiante con sus anillos brillantes. Júpiter era el más grande y sabio de todos, mientras que Mercurio era inquieto y nunca se quedaba quieto.
Un día, los planetas decidieron organizar una competencia para ver quién construía el mejor cohete espacial. Todos estaban emocionados por participar y mostrar sus habilidades únicas.
Marte estaba seguro de que su cohete sería el más rápido, Venus pensaba que el suyo sería el más hermoso, Júpiter confiaba en la potencia de su cohete y Mercurio estaba ansioso por demostrar lo ágil que podía ser. La competencia comenzó y cada planeta trabajó arduamente en la construcción de su cohete.
Marte usó materiales resistentes y aerodinámicos para asegurarse de ganar la carrera espacial. Venus decoró su cohete con cristales brillantes que reflejaban la luz de las estrellas. Júpiter instaló un motor poderoso que prometía llevarlo a lo más lejos posible en el espacio.
Y Mercurio diseñó un cohete ligero y ágil que podría esquivar cualquier obstáculo en su camino. Finalmente llegó el día de la gran carrera espacial.
Los planetas subieron a bordo de sus cohetes con emoción palpable en el aire. El conteo regresivo comenzó: "5... 4... 3... 2... 1 ¡Despegue!". Los cohetes rugieron mientras se elevaban hacia lo desconocido del cosmos.
"¡Vamos Marte! ¡Tú puedes hacerlo!" gritaba Júpiter desde su cohete. "¡Qué hermosa eres Venus! ¡Brilla como nunca antes!" exclamaba Mercurio admirando su diseño. "¡A volar se ha dicho! ¡No hay quien nos detenga!" gritaban todos juntos emocionados.
Los planetas surcaron el espacio a toda velocidad, desafiando las leyes de la física con sus increíbles cohetes.
La competencia estaba reñida, pero al final hubo un giro inesperado: Mercurio logró esquivar un campo de asteroides gracias a la agilidad de su cohete y cruzó la línea de meta en primer lugar. Todos celebraron emocionados por la victoria del pequeño planeta ágil e inquieto.
Aprendieron que no importa cuán grande seas o qué tan hermoso luzcas, lo importante es tener determinación y trabajar duro para alcanzar tus metas. Y así, los planetas del espacio aprendieron una valiosa lección ese día: juntos podían lograr cosas increíbles si se apoyaban mutuamente y aprovechaban al máximo sus habilidades únicas en equipo.
Desde entonces, cada vez que miramos al cielo nocturno podemos ver a los planetas brillando orgullosos junto a sus cohetes espaciales, recordándonos que incluso en lo más profundo del universo, siempre hay lugar para la amistad y la colaboración entre diferentes seres cósmicos.
FIN.