La computadora mágica



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Teclado, dos amigos muy curiosos y creativos: Lautaro y Ariel. Les encantaba investigar sobre todo tipo de temas interesantes y aprender cosas nuevas cada día.

Un día, mientras paseaban por el parque central del pueblo, encontraron una computadora abandonada en un banco. Estaba un poco vieja pero aún funcionaba perfectamente. Lautaro y Ariel se miraron emocionados y decidieron llevársela a casa para ver qué podían hacer con ella.

Al llegar a casa de Lautaro, encendieron la computadora y comenzaron a explorar todas las posibilidades que les ofrecía. Descubrieron que podían buscar información en internet, escribir historias, crear dibujos e incluso programar sus propios videojuegos.

- ¡Mira, Ariel! Podemos escribir nuestra propia historia y compartir nuestras ideas con el mundo entero -exclamó Lautaro emocionado. - ¡Sí, es increíble! Podemos ser como esos escritores famosos que tanto admiramos -respondió Ariel con entusiasmo.

Así fue como los dos amigos se sumergieron en el maravilloso mundo de la escritura en la computadora. Pasaban horas creando personajes fantásticos, inventando mundos mágicos y desarrollando tramas emocionantes. Cada día aprendían algo nuevo y se retaban mutuamente a superarse.

Pero un día, mientras navegaban por internet en busca de inspiración, descubrieron un concurso de cuentos infantiles organizado por una editorial muy prestigiosa. El premio era la publicación del cuento ganador en forma de libro ilustrado.

- ¡Debemos participar en este concurso! Sería increíble ver nuestro cuento impreso en papel -dijo Ariel emocionado. - Tienes razón, vamos a dar lo mejor de nosotros para crear la mejor historia jamás contada -respondió Lautaro decidido.

Los dos amigos se pusieron manos a la obra y pasaron días trabajando juntos en su cuento. Se apoyaban mutuamente, compartiendo ideas e inspirándose el uno al otro. Finalmente, después de mucho esfuerzo y dedicación, terminaron su historia: "El misterio del bosque encantado".

El día del cierre del concurso llegó rápidamente y Lautaro y Ariel enviaron su cuento con mucha emoción.

Pasaron semanas llenas de nerviosismo hasta que finalmente recibieron una carta de la editorial: ¡habían ganado el primer lugar! Los dos amigos no podían creerlo; estaban felices y orgullosos de su logro. Su cuento fue publicado como un hermoso libro ilustrado que llegó a manos de niños de todo el país.

Desde ese momento, Lautaro y Ariel supieron que juntos eran capaces de alcanzar cualquier sueño que se propusieran. Y así termina esta historia sobre dos amigos creativos que descubrieron el poder de la amistad y la magia de la escritura en una vieja computadora encontrada en un banco del parque central.

FIN.

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