La Computadora Magica de Tomás


Había una vez un niño llamado Tomás, que siempre soñaba con ganar en los juegos de azar. Él creía que si tuviera más suerte, podría conseguir todo lo que quisiera.

Un día, mientras caminaba por la calle, encontró una mochila abandonada en el suelo. Al revisarla, se sorprendió al encontrar una computadora portátil dentro. La encendió y descubrió que la pantalla mostraba un juego de probabilidad. Tomás no podía creer su suerte y decidió probarlo.

Para su sorpresa, ¡ganó! Y no solo una vez sino varias veces seguidas. Emocionado con sus nuevos poderes de adivinación, decidió llevarse la mochila a casa.

Al llegar a casa, Tomás comenzó a jugar cada vez más y más en la computadora mágica. Ganaba tanto dinero que podía comprar todo lo que quería: juguetes nuevos, ropa elegante y hasta dulces para compartir con sus amigos. Pero pronto comenzaron los problemas.

Sus amigos empezaron a alejarse de él porque sentían celos por sus constantes victorias en los juegos de azar. Además, Tomás se volvió egoísta y arrogante; ya no compartía nada con nadie.

Un día mientras jugaba en la computadora mágica algo extraño ocurrió: desapareció repentinamente sin dejar rastro alguno junto con todos sus premios acumulados. Desesperado por recuperarlo todo, Tomás buscó por todas partes pero nunca logró encontrarla nuevamente.

Fue entonces cuando se dio cuenta del error tan grande que había cometido al volverse adicto al juego y al dinero. Tomás aprendió una gran lección de humildad. Descubrió que la verdadera felicidad no se encuentra en el dinero o los juegos de azar, sino en compartir momentos especiales con sus amigos y su familia.

A partir de ese día, Tomás decidió cambiar y se convirtió en un niño más generoso y amable. Dejó atrás su obsesión por el juego y empezó a disfrutar de las cosas simples de la vida.

Y así, con esta nueva actitud positiva hacia la vida, Tomás descubrió que era capaz de lograr todo lo que quería sin depender del dinero o los juegos de azar.

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