La conejita compasiva



Había una vez una conejita llamada Melina que vivía en un pequeño bosque cerca de la escuela. Melina era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras se dirigía a la escuela, Melina se encontró con un pajarito herido en el camino. El pajarito tenía su ala lastimada y no podía volar. Melina se acercó cuidadosamente y le preguntó qué le había sucedido.

"-Me caí de mi nido cuando intentaba volar por primera vez", dijo el pajarito con tristeza. Melina sintió mucha compasión por el pajarito y decidió ayudarlo. Con mucho cuidado, lo tomó entre sus patitas y lo llevó a su casa en el bosque.

Allí, construyó un pequeño nido para que el pajarito pudiera descansar y recuperarse. Todos los días, después de la escuela, Melina iba corriendo a su casa para cuidar del pajarito. Le daba comida y agua fresca, además de hablarle dulcemente para alegrarlo.

Con el paso del tiempo, el pajarito comenzó a sentirse mejor gracias a los cuidados de Melina. Su alita sanaba poco a poco y pronto estaría lista para volar nuevamente.

Un día soleado, mientras estaban en el jardín jugando juntos, el pajarito miró hacia arriba emocionado:"-¡Mira Melina! ¡Mi ala está completamente sana! ¡Ya puedo volar!" exclamó felizmente. Melina sonrió orgullosa por haber ayudado al pajarito a recuperarse.

Sin embargo, también sintió un poco de tristeza ya que sabía que el pajarito partiría y no lo volvería a ver. "-Me alegra mucho que estés mejor, pajarito. Te extrañaré mucho, pero sé que es hora de que vuelvas con tu familia", dijo Melina con voz entrecortada.

El pajarito agradecido se acercó a Melina y le dio un suave beso en la mejilla antes de volar hacia los cielos. Melina lo observó desaparecer en el horizonte y una lágrima rodó por su mejilla.

A pesar de sentirse triste, Melina entendió que había hecho algo maravilloso al ayudar al pajarito. Aprendió sobre la importancia del cuidado y la compasión hacia los demás seres vivos, incluso si eso significaba dejarlos ir cuando era necesario.

Desde ese día, Melina se convirtió en una amiga para todos los animales del bosque. Ayudaba a los pájaros a construir nidos seguros, buscaba comida para las ardillas y hasta jugaba con las mariposas entre las flores.

Melina aprendió muchas lecciones valiosas durante sus aventuras en el bosque. Descubrió que ayudar a otros puede ser una experiencia gratificante y cómo pequeños actos de bondad pueden hacer una gran diferencia en la vida de alguien más.

Y así, Melina conejo se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los habitantes del bosque. Su amor por la naturaleza y su espíritu generoso iluminaron cada rincón del bosque donde vivía felizmente junto a sus nuevos amigos.

FIN.

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