La Confusión de la Princesa Infiel



Era una vez, en un lejano reino llamado Verdemar, vivía la Princesa Infiel, conocida así no porque no amara a su príncipe, sino porque a veces se distraía con algunas travesuras. Ella era una niña llena de energía, con cabellos dorados como el sol y una risa contagiosa que iluminaba el castillo.

Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio, la Princesa Infiel vio a su príncipe, el Príncipe Lucas, hablando con una hermosa ave que había llegado de tierras lejanas. La ave, con plumas de colores vibrantes, le contaba historias mágicas.

"¡Hola, Príncipe Lucas!" - gritó la princesa con alegría "¿Qué estás haciendo aquí?"

"¡Hola, Princesa! Estoy escuchando a esta ave maravillosa. ¡Me cuenta de un lugar donde los árboles son de caramelo!" - respondió el príncipe.

La princesa se sintió un poco celosa al pensar que su príncipe podía estar más interesado en la ave que en ella.

"¿Y yo no puedo ir contigo?" - preguntó con un puchero.

El príncipe, un poco confundido, le respondió "Claro, pero solo escuchábamos... Su historia es muy interesante."

Sin embargo, la Princesa Infiel no entendió y se marchó enojada, pensando que el príncipe ya no quería jugar con ella. En su camino, decidió que haría una travesura para llamar su atención. Pintó un enorme letrero que decía: "El Príncipe Lucas es muy aburrido" y lo colgó en la plaza del pueblo.

Cuando el príncipe vio el cartel, se sintió triste y ofendido. Se acercó a la princesa furioso.

"¡Princesa! ¿Por qué hiciste eso?" - preguntó el príncipe con voz firme.

Ella, dándose cuenta de que su travesura había sido un error, comenzó a tartamudear.

"Pero, pero, sólo quería que me notaras..." - dijo la princesa con voz baja.

El príncipe suspiró y se sentó a su lado.

"Entiendo que te hayas enojado, pero no tienes que hacer cosas que lastiman a los demás. Siempre podrías decirme cómo te sientes." - dijo el príncipe con paciencia.

La princesa, con lágrimas en los ojos, respondió "Tenés razón. Estoy celosa porque sentí que no era importante para vos."

"Tú siempre serás importante para mí, princesa. A veces, las cosas no son lo que parece. Hablemos en lugar de enojarnos." - propuso el príncipe.

Decidieron hacer las paces. Se sentaron juntos y hablaron sobre sus sentimientos. La princesa se dio cuenta de que la comunicación era la clave para resolver los malentendidos.

"Disculpame, Príncipe Lucas. A partir de ahora, prometo compartir mis sentimientos en lugar de actuar sin pensar" - dijo la princesa, sonriendo.

"Y yo prometo escucharte siempre y aclarar cualquier duda que surja. Así, no habrá espacio para malos entendidos." - respondió el príncipe, riendo junto a ella.

Desde aquel día, la Princesa Infiel aprendió que no debía dejarse llevar por los celos o la ira, y que la comunicación era fundamental para mantener la amistad y el amor verdaderos. Ella y el Príncipe Lucas se convirtieron en un equipo aún más fuerte, y juntos pasaron sus días llenos de risas, aventuras y compasión.

Finalmente, el reino de Verdemar disfrutó de la alegría de tener una princesa y un príncipe que se entendían, siempre dispuestos a hablar de sus sentimientos y resolver cualquier malentendido con amor y risas. Y así, vivieron felices por siempre.

FIN.

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