La corona de la amistad



Había una vez en un reino lejano, una niña llamada Nahiara. Aunque era solo una niña común y corriente, soñaba con ser princesa y vivir aventuras emocionantes.

Todos los días se imaginaba cómo sería su vida si fuera una princesa de verdad. Un día, mientras Nahiara paseaba por el bosque cercano a su casa, encontró un objeto brillante en el suelo. Era una pequeña corona dorada.

Sin pensarlo dos veces, Nahiara se la colocó en la cabeza y se convirtió en "Princesa Nahiara". - ¡Wow! ¡Soy una princesa de verdad! - exclamó emocionada. A partir de ese momento, todos los animales del bosque comenzaron a seguir a Nahiara como si fueran sus súbditos.

Los pájaros cantaban para ella, las ardillas jugaban a su alrededor y los conejos saltaban alegremente. Nahiara estaba encantada con su nueva vida como princesa y decidió ir al castillo real para conocer al rey y la reina.

Al llegar allí, fue recibida por ellos con gran alegría. - Bienvenida, Princesa Nahiara - dijo el rey -. Estamos felices de que hayas venido a visitarnos.

- Gracias por recibirme tan amablemente - respondió Nahiara -, siempre he soñado con ser parte de la realeza. El rey y la reina sonrieron ante las palabras de Nahiara y decidieron hacerla partícipe de todas las actividades del castillo.

La llevaron a conocer los jardines secretos llenos de flores hermosas y le enseñaron a montar a caballo. Pero Nahiara pronto se dio cuenta de que ser princesa no era solo diversión y juegos. Había muchas responsabilidades y expectativas puestas sobre ella.

Tenía que asistir a reuniones importantes, tomar decisiones difíciles y aprender protocolo real. - Ser princesa es más difícil de lo que imaginaba - confesó Nahiara al rey y la reina -. No sé si estoy lista para todo esto.

El rey sonrió comprensivamente y dijo:- Querida Nahiara, ser princesa no significa solo llevar una corona brillante en la cabeza. Significa tener un corazón noble, valentía para enfrentar los desafíos y empatía para ayudar a los demás. Tú ya tienes todas esas cualidades en tu interior.

Nahiara reflexionó sobre las palabras del rey mientras caminaba por el castillo. Se dio cuenta de que había sido egoísta en su deseo de convertirse en princesa sin entender realmente qué significaba.

Decidió hablar con los animales del bosque, quienes siempre la habían acompañado fielmente, y les pidió consejo. - Amigos míos - les dijo -, quiero seguir siendo vuestra amiga aunque ya no sea una princesa oficialmente.

¿Qué opinan? Los animales respondieron afirmativamente moviendo sus colas o batiendo sus alas. Estaban felices de seguir siendo amigos de Nahiara sin importar su título o posición social. Con el apoyo de sus amigos animales, Nahiara decidió devolver la corona dorada al bosque donde la había encontrado originalmente.

Aunque dejaba atrás su sueño de ser princesa, encontró una nueva felicidad al saber que podía ser ella misma y tener amigos verdaderos. Desde ese día, Nahiara siguió viviendo en el reino, pero como una niña común y corriente.

Sin embargo, nunca olvidó las lecciones que aprendió durante su breve tiempo como princesa. Aprendió a valorar la amistad sincera y a no dejarse llevar por apariencias superficiales.

Y así, Princesa Nahiara demostró que no se necesita un título para ser especial. Lo más importante es ser uno mismo y tratar bien a los demás.

FIN.

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