La Corona de los Sueños Estelares
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una joven llamada Sofía. Sofía miraba siempre al cielo estrellado desde su ventana, soñando con mundos lejanos y criaturas fantásticas. Todas las noches, se preguntaba qué habitaría más allá de las nubes.
Una noche, un destello brillante iluminó el cielo. Sofía salió a la calle y vio una nave espacial aterrizando. De ella salió un ser magnífico, con piel azul, tres ojos y una sonrisa que reflejaba la luz de las estrellas. "¡Hola! Soy Luma, un viajero del espacio" dijo la criatura, con una voz suave y melodiosa.
"Hola, soy Sofía. ¿De dónde venís?" - preguntó ella, con ojos brillantes de emoción.
"Vengo de un planeta llamado Estrellia. Es un lugar lleno de colores y aventuras. Pero, ¿te gustaría conocerlo?" - propuso Luma, emocionado.
Sofía, sin pensarlo, respondió:
"¡Sí, por supuesto!"
Luma le extendió su mano, y de repente, se encontraron flotando entre las estrellas. Estuvieron explorando Estrellia por horas; jugaron en bosques de luz, nadaron en lagos de cristal y recogieron flores que cantaban. Mientras tanto, sus corazones se llenaban de alegría y complicidad.
Sin embargo, con el paso de la noche, Sofía comenzó a sentir una punzada en su corazón. Sabía que el amanecer marcaba su regreso a casa.
"Luma, tengo que volver a la Tierra. No puedo quedarme aquí. El mundo tiene sus leyes y yo soy parte de él..." - dijo, con lágrimas en los ojos.
"Yo también siento lo mismo, Sofía. No puedo dejar Estrellia, es mi hogar. Pero siempre recordaré lo que compartimos" - respondió Luma, triste.
Antes de que se separaran, Luma le entregó un regalo especial; una corona hecha de cristal y formas de cohetes.
"Esta corona representa nuestros sueños y aventuras. Siempre que la uses, recordarás que hay un vínculo entre nosotros, aunque estemos lejos" - explicó él.
"Es hermosa, Luma. Gracias. Yo siempre llevaré mi corazón a las estrellas por vos" - dijo Sofía, mientras colocaba la corona en su cabeza.
Al regresar a la Tierra, Sofía miraba al cielo cada noche, con la corona puesta, sintiéndose más conectada que nunca al universo. A veces sentía que Luma la estaba mirando desde su hogar, y eso le daba fuerzas para seguir explorando el mundo a su alrededor.
Con el tiempo, Sofía empezó a contar su historia a otros niños, animándolos a soñar y a nunca dejar de explorar. Les enseñó que, aunque a veces no pueda haber un final feliz, los recuerdos y las lecciones aprendidas siempre permanecerán en nuestros corazones.
Un día, mientras jugaba en su patio, Sofía miró hacia arriba y vio un destello en el cielo. Recordando a Luma, sonrió.
"Así como las estrellas brillan, nuestros sueños nunca se apagan" - pensó, sabiendo que el amor y la amistad trascienden cualquier distancia. Y así, con su corona resplandeciente, Sofía siguió su camino, nunca dejando de soñar con nuevas aventuras estelares.
FIN.