La Corona del Bosque



Había una vez en un espeso y hermoso bosque, donde la luna iluminaba todo con su suave luz, tres animales muy diferentes: un elefante llamado Elio, un león llamado Leónidas y un oso llamado Oscar. Cada uno era el rey de su propia parte del bosque, pero había un gran alboroto debido a una brillante corona dorada que había aparecido misteriosamente en el claro central.

Una mañana, Elio, el elefante, estaba dando un paseo y tuvo la suerte de encontrar la corona.

"¡Miren, miren!", exclamó emocionado. "¡Es la corona del rey de la selva! Debo ser yo quien la use, ya que soy el más grande y fuerte."

Justo en ese momento, Leónidas, el león, salió de su cueva.

"¡Alto ahí, Elio!", rugió orgulloso. "La corona debe ser mía. Soy el rey de los animales, con mi melena dorada soy el más majestuoso. ¡Déjala!"

Oscar, el oso, que también había escuchado el alboroto, se unió a la conversación.

"¿Mayo se que eso es una tontería?", dijo el oso. "Soy el que mejor sabe cuidar el bosque. Esta corona debe ser mía, para que todos sepan que soy el rey de este lugar."

Los tres animales comenzaron a discutir, cada uno defendiendo su razón para quedarse con la corona. Mientras más hablaban, más se enrojecían sus rostros y sus voces se elevaban. Se olvidaron de lo que realmente importaba: la amistad y el cuidado del bosque.

De repente, el cielo se oscureció y comenzó a llover. Ellos no se dieron cuenta de que las nubes se habían juntado, y esta tormenta era un recordatorio de que debían unirse en lugar de pelear.

Mientras se refugiaban bajo un gran árbol, se miraron y se dieron cuenta de cuán tontos se estaban viendo

"¡Esperen un momento!", dijo Elio, el elefante. "¿Por qué estamos peleando por una corona que puede separarnos cuando lo que realmente necesitamos es estar juntos?"

Leónidas asintió, reflexionando sobre lo que Elio había dicho.

"Es cierto. Siempre he creído que el ser rey es sobre tener poder y respeto, pero tal vez, ser rey de algo más grande es cuidar a nuestros amigos."

Oscar, emocionado, añadió:

"¡Exactamente! El bosque necesita nuestra unión, no nuestra competencia. Quizás en lugar de pelear, deberíamos trabajar juntos para cuidar todo este bello lugar que llamamos hogar."

En ese momento, la lluvia empezó a disiparse, y un hermoso arcoíris apareció en el cielo. Los tres animales por fin entendían que la verdadera realeza no provenía de tener una corona, sino de compartir, cuidar y ayudar a los demás.

"¿Qué tal si utilizamos la corona como un símbolo de nuestra amistad?", propuso Elio.

"Así siempre recordaremos que juntos somos más fuertes", concluyó Leónidas.

"Sí, como reyes del bosque unidos", expresó Oscar.

Y así, decidieron colgar la corona en lo más alto del árbol del claro, donde todos pudieran verla. Cada animal del bosque pasaba por ahí y, al mirar la corona, recordaba la importancia de trabajar en equipo y cuidar unos de otros.

Desde entonces, Elio, Leónidas y Oscar se volvieron los mejores amigos, protegiendo el bosque y viviendo muchas aventuras juntos, demostrando que la verdadera amistad es el mayor tesoro que uno puede tener. Y la corona brillaba intensamente, un recordatorio permanente de que juntos eran reyes en su propia y mágica manera.

FIN.

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