La coronación de Rey León



Era un día espléndido en el reino de Animalia, con el sol brillando en lo alto y una brisa suave que mecía las hojas de los árboles. Todos los habitantes del reino estaban emocionados, ya que ese día se celebraría la coronación de un nuevo rey, el pequeño leoncito llamado León, quien había demostrado gran sabiduría y empatía en su camino hacia la realeza.

La Gran Plaza, donde se realizaría la ceremonia, estaba decorada con coloridos estandartes y flores de todos los colores. Animales de todas las especies se habían reunido, desde los más pequeños pajaritos hasta los majestuosos elefantes. Todos estaban ansiosos por ver al pequeño León convertirse en rey.

Antes de la ceremonia, el Sabio Búho, guardián de la sabiduría del reino, se acercó a León:

"Recuerda, querido León, que ser rey no solo significa llevar una corona. Significa ser un buen líder y cuidar de todos en Animalia".

"Sí, Sabio Búho. Quiero ser un rey justo y valiente". Respondió León con determinación.

La ceremonia comenzó y los sonoros toques de los cuernos de los ciervos anunciaron la llegada del rey. Todos los animales aclamaron mientras León entraba a la plaza acompañado por su madre, la Reina Felina. Ella llevaba un hermoso vestido hecho de las flores más bellas del reino.

La ceremonia era un espectáculo: el Jurásico Tortuga, quien simbolizaba la paciencia y la sabiduría, comenzó a narrar la historia del reino y el linaje de los reyes anteriores. León escuchaba atento y de vez en cuando, miraba a su madre, queriendo absorber todo lo que podía.

Luego, llegó el momento más esperado. La Reina Felina entregó a León la corona, una hermosa pieza adornada con joyas que brillaban como estrellas.

"Con esta corona, te confío el destino de Animalia". Dijo la Reina.

"Prometo cuidar de mi reino y de todos mis amigos". Respondió León con firmeza.

El Sabio Búho se acercó para realizar la bendición del nuevo rey. Levantó sus alas y dijo:

"Que todos los corazones del reino se unan en este día y apoyen a su nuevo rey, Rey León".

Justo cuando la ceremonia parecía perfecta, apareció un grupo de hienas, lideradas por la astuta Hiena Cazadora, que desafiaron la coronación gritando:

"¡Este reino no necesita un rey jóvenes! No creen que un pequeño león puede guiarnos. ¡Nosotros somos más astutos!".

"¡Silencio!". Respondió León, teniendo valor. "Ser rey no se trata de ser el más feroz, se trata de ser justo y cuidar de todos, incluso de aquellos que son diferentes".

Las hienas, sorprendidas por la valentía de León, decidieron irse, pero no antes de que el Sabio Búho interviniera:

"Queridas hienas, la fuerza de un rey no sólo está en su rugido, sino en su corazón. León te invita a ser parte de su reino y trabajar juntos".

Las hienas se miraron entre sí y decidieron aceptar la propuesta.

Después de la coronación, León organizó una gran fiesta en la Gran Plaza. Todos los animales del reino, incluidas las hienas, compartieron comida, bailaron y cantaron. León se aseguró de que cada animal, pequeño o grande, tuviera un lugar en la celebración.

"Estamos juntos en esto, y juntos podemos hacer de Animalia un lugar mejor". Anunció León, iluminando el rostro de sus amigos.

Con el tiempo, Rey León demostró ser un líder sabio y bondadoso. Se preocupaba por todos en su reino, desde los más pequeños hasta los más grandes, y no solo se centraba en los leones. Su actitud unió a todos los animales, haciendo de Animalia un lugar de paz y felicidad.

Y así, el pequeño León, que un día fue coronado, aprendió que ser rey no se trataba solo de tener una corona, sino de tener un corazón grande y mostrar amor por todos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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