La cosecha de la solidaridad


En una pequeña granja en la campiña argentina vivían una abuelita muy sabia, un granjero trabajador, una niña curiosa y un niño travieso. Todos los días se levantaban temprano para cuidar de los animales y cultivar la tierra.

Un día, la abuelita propuso hacer una competencia entre la niña y el niño para ver quién podía recolectar más verduras del huerto. El premio sería un paseo a caballo por los campos de trigo dorado al atardecer.

"¡Vamos chicos, a demostrar quién es el mejor agricultor!" - exclamó la abuelita con entusiasmo. La niña y el niño aceptaron emocionados el desafío y se pusieron manos a la obra.

La niña decidió empezar por las zanahorias, mientras que el niño prefirió ir directamente a por los tomates. Día tras día, ambos se esforzaban al máximo para cuidar de sus plantas y asegurarse de que crecieran sanas y fuertes.

La abuelita les enseñaba todos sus secretos sobre cómo cultivar cada verdura con amor y dedicación. Una tarde, cuando ya estaban por terminar la competencia, una tormenta amenazaba con arruinar todas las cosechas.

El granjero y los niños corrieron a proteger los cultivos con lonas y palos, mientras la abuelita rezaba por un milagro. "¡No podemos dejar que toda nuestra labor se pierda en esta tormenta! ¡Hay que trabajar juntos para salvar nuestras verduras!" - gritó el granjero con determinación.

Con esfuerzo conjunto lograron proteger todas las plantas del huerto de la furia del viento y la lluvia. Al finalizar la tormenta, salió un arcoíris brillante en el cielo como señal de esperanza y renovación.

Al día siguiente, llegó el momento de contar cuántas verduras habían recolectado la niña y el niño durante toda la competencia. Para sorpresa de todos, habían cosechado exactamente la misma cantidad.

"¡Felicidades chicos! Ambos son unos excelentes agricultores" - dijo orgullosa la abuelita "Hoy disfrutarán juntos del paseo a caballo como premio por su trabajo en equipo". Así, entre risas y juegos, Granja aprendió que trabajar en equipo era fundamental para superar cualquier desafío.

Y desde ese día en adelante, todos en esa pequeña granja supieron que juntos podían lograr grandes cosas si se apoyaban mutuamente con amor y solidaridad.

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