La Criatura Malvada



Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde todos los habitantes eran muy amables y trabajadores.

Pero un día, algo extraño sucedió en el cielo: una bola de fuego cayó del cielo y se estrelló en las afueras del pueblo. Los habitantes de Villa Esperanza estaban asustados y no sabían qué hacer. Algunos decían que era una señal divina, otros pensaban que era una maldición.

Pero un grupo de personas se acercó al lugar del impacto para investigar lo que había sucedido. Al llegar, encontraron a una extraña criatura con tentáculos y ojos gigantes. Los cultistas del pueblo creyeron que se trataba de su dios y comenzaron a adorarlo como tal.

"¡Oh gran dios! ¡Danos tu bendición!"- gritaban los cultistas mientras la entidad cósmica les observaba con indiferencia.

Pero lo que nadie sabía es que esa criatura no era un dios benevolente, sino una entidad maligna que buscaba alimentarse de la energía vital de los seres humanos. Los días pasaron y la criatura comenzó a cosechar las almas de los habitantes del pueblo.

La gente estaba enferma y debilitada, pero seguían adorando a la entidad cósmica sin saber el peligro real al cual estaban expuestos. Sin embargo, había alguien en el pueblo dispuesto a luchar contra esta amenaza desconocida: Tomás, un joven valiente e inteligente quien sospechaba que algo andaba mal desde el principio.

Tomás decidió investigar por sí mismo y descubrió la verdadera naturaleza de la entidad. Sabía que debía actuar rápido antes de que fuera demasiado tarde. "¡Gente! ¡Escuchen! Esta criatura no es un dios, es una amenaza para todos nosotros. Debemos luchar contra ella juntos.

"- dijo Tomás con valentía. Al principio, la gente lo miró con desconfianza y miedo, pero poco a poco fueron comprendiendo la verdad detrás de las palabras del joven.

Juntos, los habitantes de Villa Esperanza se unieron para luchar contra la entidad cósmica. Con astucia y coraje lograron derrotarla y salvar el pueblo. "Gracias por salvarnos" - dijo uno de los habitantes a Tomás mientras le daba un abrazo emocionado.

"No hay nada que agradecer" - respondió Tomás sonriendo "Solo hice lo correcto".

Desde ese día, Villa Esperanza volvió a ser un lugar pacífico y seguro gracias al valor y determinación de Tomás, quien enseñó a todos que siempre hay esperanza en momentos difíciles si nos mantenemos unidos y luchamos por lo correcto.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!
1