La cuca y los niños de la escuela




En una soleada mañana, en la escuela del pueblo, La Cuca, una simpática labrador retriever, se preparaba para otro día de trabajo con los niños.

La directora de la escuela, la señorita María, le había enseñado a La Cuca a comportarse adecuadamente con los pequeños, y ahora ella era parte indispensable de la vida diaria en la escuela. La Cuca saludaba a los niños alegremente cuando llegaban a la escuela, moviendo la cola y dejándose acariciar.

-¡Buenos días, La Cuca! -saludaban los niños. -¡Buenos días, chicos! -ladra La Cuca, feliz de ver a sus amigos. Los niños adoraban a La Cuca y ella correspondía con cariño a cada uno.

Sin embargo, un día llegó un niño nuevo a la escuela: Mateo. Mateo no sonreía, no hablaba con los demás y siempre estaba solo en el patio. La Cuca se acercó a él y, moviendo la cola, intentó animarlo. Pero Mateo no le prestó atención.

La Cuca decidió no rendirse y se acercaba a él todos los días, sin importar la reacción de Mateo. Un día, Mateo no se presentó a la escuela. La Cuca, preocupada, salió a buscarlo. Corrió por las calles hasta encontrarlo sentado en un banco del parque.

-¿Qué te pasa, Mateo? -preguntó La Cuca con sus ojos tiernos fijos en él. Mateo comenzó a contarle a La Cuca sus miedos y preocupaciones. La Cuca lo escuchó atentamente y, cuando terminó, le dio un lametazo en la mejilla.

Al día siguiente, Mateo volvió a la escuela, esta vez con una sonrisa. La Cuca se alegró mucho de verlo feliz. Desde entonces, Mateo se unió al grupo de amigos, y La Cuca siempre lo acompañaba en el patio.

Juntos, aprendieron que la amistad puede ayudarnos a superar cualquier obstáculo, y La Cuca supo que su cariño y paciencia habían hecho la diferencia en la vida de Mateo y en la suya propia.

FIN.

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