La cumbre de los sueños



Nuria era una niña apasionada por la escalada. Desde que descubrió este deporte, se había convertido en su pasión y dedicaba muchas horas al día para practicarlo. Era muy disciplinada y siempre buscaba mejorar sus habilidades.

A medida que Nuria crecía, comenzó a participar en competiciones a nivel nacional. Le encantaba el desafío de enfrentarse a otros escaladores y soñaba con subirse al podio en alguna de esas competiciones. Pero no todo siempre salía como ella esperaba.

A veces, Nuria no lograba los resultados que deseaba y eso la hacía sentir mal consigo misma. Se comparaba con los demás competidores y se sentía frustrada cuando quedaba por debajo de ellos.

Un día, mientras entrenaba en el rocódromo, conoció a Martín, un escalador más experimentado que ella. Martín había ganado varias medallas en competencias internacionales y era considerado uno de los mejores del país.

Martín notó la tristeza en los ojos de Nuria y decidió acercarse a hablar con ella. "Hola Nuria", dijo Martín amablemente. "He notado que te sientes mal cuando no obtienes buenos resultados en las competencias". Nuria asintió con la cabeza, sintiéndose un poco avergonzada por su actitud negativa.

Martín sonrió comprensivamente y continuó: "La escalada es un deporte maravilloso porque te permite superarte a ti mismo cada vez que subes una pared.

No importa si ganas o pierdes una competición, lo importante es disfrutar del proceso y aprender de cada experiencia". Nuria miró fijamente a Martín, intrigada por sus palabras. "¿Quieres decir que no debo preocuparme tanto por ganar?" preguntó ella. Martín asintió y dijo: "Exactamente.

El objetivo principal de la escalada es superarte a ti mismo, mejorar tus habilidades y disfrutar del deporte. Si te enfocas demasiado en el resultado final, puedes perder de vista todo lo que has logrado hasta ahora".

Nuria reflexionó sobre las palabras de Martín y decidió cambiar su forma de pensar. A partir de ese día, se propuso disfrutar cada entrenamiento y cada competencia sin importar el resultado final. Con el tiempo, Nuria comenzó a notar una gran mejoría en su rendimiento.

No solo se sentía más feliz y satisfecha con su progreso, sino que también comenzó a obtener mejores resultados en las competiciones. Finalmente, llegó el día de un campeonato importante para Nuria.

Esta vez, estaba decidida a aplicar todo lo aprendido y disfrutar al máximo de la experiencia. Cuando llegó su turno para escalar la pared en la final, Nuria se sintió llena de confianza. Cada movimiento era fluido y preciso, como si estuviera bailando con la roca misma.

Al terminar su ascenso, Nuria fue recibida con aplausos del público y los otros competidores. Había logrado subirse al podio en tercer lugar. Pero esta vez algo había cambiado dentro de ella.

No le importaba tanto el puesto obtenido como antes; lo que realmente valoraba era haber dado lo mejor de sí misma y haber disfrutado cada segundo del desafío. Desde aquel día, Nuria siguió practicando escalada con pasión e ilusión.

Aprendió que la verdadera motivación no está en ganar medallas, sino en disfrutar del proceso y superarse a sí misma día tras día. Y así, Nuria se convirtió en una inspiración para otros escaladores que buscaban encontrar el verdadero significado de la escalada.

FIN.

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