La curiosidad de Eva



Había una vez una niña llamada Eva, que vivía en un pequeño pueblo junto a sus padres, Ariel y Paola. Eva era una niña muy curiosa y siempre estaba dispuesta a aprender cosas nuevas.

Un día soleado de verano, Eva decidió invitar a su amigo Helina a jugar en el parque. Juntos se divertían mucho explorando el mundo que los rodeaba. Mientras caminaban hacia el parque, sintieron un delicioso olor proveniente de una carreta de comida.

"-¡Mmm! ¿Qué será ese olor tan rico?" preguntó Eva emocionada. "-¡Parece ser un hot dog!" contestó Helina con entusiasmo. Ambos corrieron hacia la carreta y vieron al vendedor preparando los hot dogs con mucha destreza.

El papá de Eva, Ariel, quien también estaba cerca, se acercó para comprar uno para cada uno. "-Hola señor, ¿podríamos tener dos hot dogs por favor?" pidió Ariel amablemente. El vendedor asintió con una sonrisa y comenzó a prepararlos rápidamente.

Pero justo cuando iba a entregarlos, un fuerte viento sopló y arrancó las servilletas que cubrían los hot dogs. Los dos cayeron al suelo llenos de tierra y arena.

Eva miraba triste cómo sus ansiados hot dogs quedaban arruinados en el suelo. Pero en lugar de enfadarse o frustrarse, decidió tomarlo como un desafío divertido. "-¡No importa! Aún podemos disfrutarlos", exclamó animadamente mientras recogía los hot dogs caídos del suelo.

Helina y el papá de Eva miraron a la niña con sorpresa. No podían creer su actitud tan positiva frente a una situación desagradable. Decidieron seguirle el juego y se sentaron en un banco del parque para comer los hot dogs improvisados.

Eva tomó un mordisco y soltó una risa. "-¡Está delicioso! ¡Es el mejor hot dog que he probado!" exclamó emocionada. Ariel, Paola y Helina no pudieron evitar reírse también mientras disfrutaban de su peculiar picnic en el parque.

A partir de ese momento, aprendieron que no importaba lo que sucediera, siempre podían encontrar algo positivo en cada situación. Desde entonces, Eva se convirtió en una niña muy optimista y enseñó a sus amigos y familiares a enfrentar los obstáculos con alegría.

Juntos descubrieron que las cosas más simples pueden convertirse en grandes aventuras si se tiene la actitud correcta. Y así, Eva, Helina, Ariel y Paola siguieron viviendo muchas historias llenas de risas y aprendizajes valiosos.

Siempre recordaron aquel día en el parque como un momento especial donde descubrieron la magia de ver lo bueno incluso cuando todo parecía ir mal. Fin.

FIN.

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