La Danza de la Realidad
En un caluroso día de primavera, en un jardín repleto de flores que danzaban al ritmo del viento, una libélula de alas brillantes se posó en una hoja cercana a un arbusto. Allí, una mariposa de colores vivos la observaba con curiosidad.
"Hola, amiga libélula. ¿Por qué luces tan pensativa?", preguntó la mariposa, posándose suavemente a su lado.
"Hola, mariposa. Estoy reflexionando sobre la realidad que nos rodea. A veces, me pregunto por qué volamos y cuál es nuestro propósito en este jardín", respondió la libélula, agitando sus delicadas alas.
"Es un buen punto. A menudo, vuelo de flor en flor sin pensar mucho en el porqué", admitió la mariposa.
"Yo también. Pero hoy un zorro me dijo que las Ciencias Sociales estudian esos misterios. Dijo que podrían ayudarnos a entender por qué hacemos las cosas que hacemos, desde el vuelo hasta la elección de las flores. ¿Sabías eso?", dijo la libélula intrigada.
"¿Ciencias Sociales? Suena complicado. ¿Es como hablar de nosotros?" , preguntó la mariposa mientras revoloteaba suavemente.
"Exactamente. Son disciplinas que nos ayudan a entender la realidad en la que vivimos. Implican observar, preguntar y reflexionar sobre nuestras acciones y sus consecuencias", explicó la libélula.
"Eso suena fascinante. Pero, ¿te has preguntado alguna vez qué podría suceder si no entendemos la realidad de nuestro entorno?", cuestionó la mariposa.
"Eso me inquieta. Sin esa comprensión, tal vez seguiríamos volando sin rumbo, picking off flowers without purpose", la libélula se mostró reflexiva.
"Podríamos perder de vista lo que realmente importa, como cómo cada polinización y cada vuelo se conecta con el ecosistema", sugirió la mariposa, con un brillo en sus ojos.
Ambas criaturas tomaron un momento para observar a su alrededor: las abejas zumbaban, los pájaros cantaban y el sol iluminaba todo con su calor.
"¿Crees que las Ciencias Sociales nos pueden ayudar a ser mejores habitantes de este jardín?", preguntó la mariposa.
La libélula reflexionó por unos segundos.
"Sí. Si entendemos cómo nuestras pequeñas acciones afectan a los demás, podemos aprender a vivir en armonía. No solo somos libélulas y mariposas en un jardín, sino parte de un todo más grande.
"Tienes razón. Como en una danza, donde todos los participantes tienen un papel que jugar. ¡Imaginá que cada criatura fuera consciente de su papel!", exclamó la mariposa emocionada.
La libélula sonrió, y su brillo parecía aún más intenso.
"Sí, podríamos crear un jardín que florezca aún más, donde cada uno de nosotros entienda cómo colaborar. A veces, solo hace falta leer las señales que nos brinda el entorno para entender nuestra función.
"Y cada una de nosotras tiene su propia historia, ¿no?", agregó la mariposa, recordando momentos en su vida donde sus elecciones impactaron a los que la rodeaban.
"Así es. Por eso, al explorar el mundo que nos rodea, comenzamos a escribir la narrativa de nuestras vidas", concluyó la libélula.
Ambas se quedaron en un silencio reflexivo, sintiendo el valor de sus cuerpos, su vuelo, y comprendiendo que no estaban solas en su viaje.
"Volvamos a volar y compartamos lo que hemos aprendido hoy. Quizás otras criaturas también quieran entender su papel en este jardín", propuso la mariposa con un susurro de esperanza.
"¡Vamos! La vida nos espera y hay mucho por descubrir", respondió la libélula, levantando el vuelo junto a su amiga en una danza de colores y aromas.
Desde aquel día, la libélula y la mariposa no solo fueron compañeras de jardín, sino también mensajeras de la comprensión que fluye entre los seres que habitan el mundo.
FIN.