La Decisión de los Bailarines
Era un día soleado cuando el grupo de folclore, conocido como "Los Ritmos del Viento", emprendió su viaje hacia Santiago del Estero. Con sus trajes coloridos y sus corazones llenos de alegría, se subieron al autobús que los llevaría a un gran concurso donde esperaban mostrar su talento y ganar el premio a los bailarines revelación. Todos estaban emocionados, excepto Carlitos, que se había quedado en la estación de tren buscando su sombrero perdido.
"¡Chicos, no se olviden de mí!" - gritó Carlitos, pero el autobús ya había partido, dejándolo atrás.
Mientras tanto, en el autobús, los otros bailarines no se dieron cuenta de que faltaba su amigo. Al llegar a Santiago del Estero, la emoción era palpable.
"¡Vamos a ganar!" - dijo Marcos, el líder del grupo, mirando al resto con una gran sonrisa.
Pero antes de actuar en el concurso, uno de los músicos, Camila, se dio cuenta de que faltaba alguien.
"¿Dónde está Carlitos?" - preguntó, un poco preocupada.
Marcos frunció el ceño.
"No lo sé, pero no podemos volver. El concurso es hoy y hemos trabajado duro para llegar aquí. Lo importante es ganar. ¿No, chicos?"
Solana, una de las bailarinas más talentosas, asintió.
"Sí, debemos seguir adelante. Carlitos entenderá, hemos soñado con este momento. Además, ya estamos aquí."
Pero en el fondo de su corazón, Solana sentía un pequeño nudo de culpa.
Mientras tanto, un grupo de niños que estaban en la plaza mirando al grupo bailar se acercaron a ellos. Uno de ellos, un niño llamado Mateo, preguntó con curiosidad:
"¿Por qué no bailan ya?"
Solana, sonriendo, explicó:
"Estamos esperando a nuestro amigo Carlitos. Pero no sabemos si volver a buscarlo. ¿Qué crees que deberíamos hacer?"
Mateo, pensativo, respondió:
"A veces es más importante la familia y los amigos que ganar un premio."
Sus palabras resonaron fuertemente en el corazón de Solana.
"Marcos, creo que deberíamos volver por Carlitos. Él es parte de nuestro grupo", dijo Solana mirando a Marcos.
Marcos, confiado de que sus amigos lo seguirían, se sintió presionado por primera vez.
"Pero, ¿y el premio?"
"Pero, Marcos, ¿vale la pena tener un premio sin Carlitos?" - preguntó Solana, mientras los otros bailarines comenzaban a murmurar su apoyo.
Finalmente, Marcos se dio cuenta de que el verdadero espíritu del baile venía de la amistad y el compañerismo.
"Está bien, vamos a buscar a Carlitos. No podemos dejarlo solo. Vamos, chicos, es hora de volver."
Apresurándose, el grupo regresó a la estación de tren. Allí encontraron a Carlitos sentado en un banco, con el sombrero en una mano y el rostro triste.
"Carlitos, ¡te encontramos!" - gritaron todos al unísono, corriendo hacia él.
Los ojos de Carlitos brillaron al ver a sus amigos.
"¡Creí que se habían olvidado de mí!"
"Nunca, amigo. Te necesitamos en el escenario." - dijo Solana, dándole una cálida sonrisa.
Juntos, los cuatro regresaron al concurso. Al llegar, el evento ya había comenzado, pero el jurado los animó a subir al escenario. Una vez que comenzaron a bailar, coreografiando ritmos y pasos en perfecta armonía, el público se levantó en una ovación. Todos estaban sorprendidos por la energía que emanaban.
El jurado no tardó en reconocer su esfuerzo y dedicación, y al final, "Los Ritmos del Viento" fueron nombrados los ganadores del premio a los bailarines revelación. Todos celebraron juntos, sabiendo que lo más valioso no era el premio, sino la amistad y el apoyo que compartían.
Al final de la noche, Carlitos miró a sus amigos y sonrió.
"Gracias por buscarme. Nunca imaginé que ganaríamos, pero lo mejor de todo fue tenerlos aquí conmigo."
Marcos, sintiendo un profundo orgullo, respondió:
"Los amigos siempre están juntos, Carlitos. Siempre. Eso es lo que realmente importa."
FIN.