La defensa de Cenozoica
Había una vez, en un lejano lugar llamado Cenozoica, un grupo de dinosaurios que vivían felices y en armonía. Entre ellos se encontraban el valiente Triceratops Tomás, la ágil Velociraptor Victoria y el amigable Diplodocus Diego.
Un día, mientras jugaban y exploraban su hogar prehistórico, notaron algo extraño en el cielo. Una enorme nube oscura se acercaba rápidamente hacia ellos. Los dinosaurios sabían que algo no estaba bien, así que decidieron investigar.
Al acercarse a la nube misteriosa, descubrieron que no era una simple nube de tormenta. ¡Era una nube llena de meteoritos! Los dinosaurios entraron en pánico y corrieron para ponerse a salvo.
"¡Tenemos que encontrar refugio rápido!", exclamó Tomás con temor en su voz. Los tres amigos buscaron desesperadamente algún lugar donde protegerse de los peligrosos meteoritos que caían del cielo. Fue entonces cuando vieron una cueva profunda cerca de un río.
Corrieron hacia ella y se adentraron lo más rápido posible. Dentro de la cueva encontraron a otros dinosaurios asustados buscando refugio también. Allí conocieron al sabio Estegosaurio Ernesto, quien les explicó lo que estaba ocurriendo.
"Estimados amigos", dijo Ernesto con calma pero preocupación en sus ojos, "estamos siendo atacados por una lluvia de meteoritos provenientes del espacio". Los dinosaurios escucharon atentamente mientras Ernesto continuaba explicando cómo los impactos podrían causar grandes daños a su hogar y poner en peligro sus vidas.
"¡Tenemos que hacer algo para detener los meteoritos!", exclamó Victoria con determinación. Los dinosaurios se unieron y comenzaron a idear un plan. Tomás propuso usar sus fuertes cuernos para golpear los meteoritos antes de que impactaran contra la tierra.
Victoria sugirió utilizar su velocidad para esquivarlos y desviarlos hacia otra dirección. Diego, por su parte, pensó en utilizar su largo cuello para alcanzar aquellos meteoritos que estuvieran fuera del alcance de los demás.
Así, cada uno de los dinosaurios puso en práctica sus habilidades especiales mientras luchaban contra la lluvia de meteoritos. Trabajaron juntos como un equipo, protegiendo su hogar y manteniéndose a salvo. Después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron desviar todos los meteoritos lejos de Cenozoica.
Los dinosaurios celebraron su victoria con alegría y gratitud. "¡Lo hicimos! ¡Salvamos nuestro hogar!", exclamó Diego emocionado. Ernesto el Estegosaurio sonrió orgulloso mientras les recordaba lo valientes e inteligentes que habían sido al enfrentarse a ese desafío tan grande.
A partir de ese día, los dinosaurios aprendieron la importancia del trabajo en equipo y la valentía ante las adversidades.
Juntos demostraron que cualquier problema puede ser solucionado cuando se trabaja unido y se aprovechan las habilidades individuales de cada uno. Y así, Cenozoica volvió a ser un lugar seguro donde los dinosaurios podían vivir felices y en paz, sabiendo que siempre podrían contar los unos con los otros. .
FIN.