La defensa de la Tierra Prometida



Había una vez, en la hermosa Tierra Prometida, un grupo de animales que vivían en armonía. Entre ellos se encontraban el león, el elefante, la jirafa y el mono.

Todos disfrutaban de la paz y la abundancia que ofrecía aquel lugar. Pero un día, llegó un cazador furtivo llamado Pedro. Pedro tenía malas intenciones y quería cazar a los animales para vender sus pieles y colmillos en el mercado negro.

Los animales se dieron cuenta rápidamente de su presencia y empezaron a preocuparse. El león, siendo el rey de la selva, convocó a una reunión urgente con todos los habitantes del lugar.

"Amigos míos", dijo con voz grave pero tranquilizadora, "debemos encontrar una solución para enfrentar al cazador furtivo". La jirafa sugirió que se escondieran entre los árboles altos para evitar ser vistos por Pedro. Pero el elefante señaló que eso no sería suficiente porque Pedro también podía utilizar trampas para atraparlos.

Entonces fue cuando el mono tuvo una idea brillante. "¿Y si nos unimos todos y trabajamos juntos?", propuso emocionado. Los demás animales miraron al mono con curiosidad e interés.

"Podemos construir barricadas utilizando nuestras fortalezas individuales", continuó explicando el mono mientras saltaba de rama en rama. "La fuerza del león puede ayudarnos a levantar grandes troncos; la altura de la jirafa nos permite crear cercas altas; y la inteligencia del elefante puede idear estrategias para confundir al cazador".

Los animales asintieron emocionados y se pusieron manos a la obra. En poco tiempo, construyeron un sistema de defensa impenetrable alrededor de su territorio. Cuando Pedro regresó al día siguiente, se encontró con una sorpresa.

No pudo ingresar a la Tierra Prometida debido a las barricadas que los animales habían creado. Intentó varias veces superarlas, pero cada intento fue en vano. Pedro finalmente desistió y decidió abandonar la caza en ese lugar.

Los animales celebraron su victoria con alegría y gratitud hacia el mono por su ingeniosa idea. A partir de ese día, los animales aprendieron que trabajando juntos podían enfrentar cualquier problema que se les presentara.

Y así, vivieron felices y en paz en la Tierra Prometida durante muchos años más. La moraleja de esta historia es que cuando nos unimos y utilizamos nuestras habilidades individuales para trabajar en equipo, podemos superar cualquier obstáculo o conflicto que se nos presente.

Juntos somos más fuertes y podemos lograr grandes cosas.

FIN.

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