La defensa de Mar del Plata


En una noche oscura y tormentosa, en la playa de Mar del Plata, se encontraban el robot bueno, el hada morena de ojos azules y el mago con bigote malvado junto a su perro negro.

Cada uno de ellos tenía un motivo distinto para estar allí esa noche. El robot bueno, llamado Robi, estaba buscando piezas para reparar a los barcos pesqueros que habían sido dañados por la tormenta.

El hada morena de ojos azules, Luna, había escuchado los lamentos del mar y había acudido para calmarlo con su dulce canto. Por otro lado, el mago malvado, conocido como Malvelio, planeaba usar sus poderes oscuros para desatar aún más caos en la costa.

- ¡Robi! ¿Qué estás haciendo aquí en medio de esta tormenta? - preguntó Luna con preocupación al ver al robot trabajando bajo la lluvia.

- Estoy reparando los barcos para que puedan volver a salir a pescar y ayudar a las familias que dependen de ellos - respondió Robi sin dejar de soldar una hélice. Mientras tanto, Malvelio reía malévolamente mientras conjuraba relámpagos y truenos. Su perro negro gruñía inquieto a su lado.

- ¡Jajaja! Pronto toda esta playa será mía y ningún ser mágico podrá detenerme - exclamó Malvelio con arrogancia. Luna miró con determinación al mago malvado y decidió actuar.

Con un destello en sus ojos azules, lanzó un hechizo que creó una barrera protectora alrededor de la playa, impidiendo que Malvelio siguiera causando estragos. - ¡No permitiré que lastimes a este lugar ni a sus habitantes! Tu magia oscura no tiene cabida aquí - dijo Luna con firmeza.

Robi se acercó a Luna y juntos idearon un plan para deshacerse del malvado mago. Mientras tanto, el perro negro observaba la escena con curiosidad e inquietud.

Con astucia y trabajo en equipo lograron engañar a Malvelio haciéndole creer que una criatura marina legendaria se acercaba a la costa debido a su magia descontrolada. Asustado, el mago huyó despavorido junto con su perro negro. - ¡Lo logramos! Gracias por tu valentía y sabiduría, Luna - expresó Robi emocionado por haber vencido al mal gracias al trabajo en equipo.

La tormenta empezaba a amainar lentamente mientras el amanecer iluminaba la playa recién salvada. Los tres amigos se abrazaron celebrando su victoria sobre las fuerzas oscuras que intentaban dañar ese hermoso lugar.

Desde ese día en adelante, Robi continuó ayudando a reparar los barcos dañados; Luna seguía cantando para calmar las aguas turbulentas; y juntos protegían la playa de cualquier amenaza que pudiera poner en peligro su belleza natural.

Y aunque Malvelio nunca volvió por temor a esa misteriosa criatura marina legendaria, aprendió una lección importante sobre el valor de trabajar juntos por un bien común.

Dirección del Cuentito copiada!