La dieta valiente de Marco



Había una vez un niño llamado Marco, a quien le encantaba jugar y divertirse todo el día. Pero cuando llegaba la noche y era hora de dormir, Marco sentía un poco de miedo en la oscuridad.

Una noche, después de que su mamá lo acostara en la cama y le apagara la luz, Marco se dio cuenta de que no podía ver nada claramente. Todo estaba borroso y eso lo asustaba aún más.

Empezó a imaginar sombras extrañas y monstruos acechando en las esquinas de su habitación. En ese momento, su mamá entró al cuarto para darle un beso de buenas noches y notó que Marco parecía inquieto.

Entonces le preguntó: "¿Por qué no comiste tus verduras y frutas? Te ayudan a poder ver bien en la oscuridad y así los monstruos no vendrán". Marco recordó todas las veces que había dejado sus verduras en el plato sin probarlas, pensando que no eran tan importantes.

Se sintió arrepentido por no haber escuchado a su mamá antes. "Lo siento mamá, prometo comer mis verduras a partir de ahora", dijo Marco con determinación.

Su mamá sonrió y decidió contarle una historia sobre cómo las zanahorias hacen bien a los ojos y ayudan a tener una visión clara incluso en la oscuridad. Le explicó que las frutas como las naranjas y las manzanas contenían antioxidantes que fortalecían sus ojos para ver mejor.

Desde esa noche, Marco empezó a comer todas sus verduras y frutas sin protestar. Descubrió nuevos sabores deliciosos e interesantes colores en su plato. Con el tiempo, notó cómo sus ojos se volvían más brillantes y agudos.

Una noche, mientras miraba alrededor de su habitación antes de dormir, Marco se sorprendió al darse cuenta de que ya no veía borroso en la oscuridad. Sus ojos se adaptaban rápidamente gracias a todos los nutrientes saludables que estaba consumiendo.

"¡Mamá! ¡Mira! ¡Puedo ver perfectamente en la oscuridad ahora!", exclamó Marco emocionado. Su mamá lo abrazó con cariño y le dijo: "Estoy muy orgullosa de ti por cuidar tu salud.

Recuerda siempre que una buena alimentación te ayuda a crecer fuerte y sano". Desde entonces, Marco nunca más tuvo miedo de la oscuridad ni temor a los monstruos imaginarios. Sabía que con una dieta balanceada podía enfrentar cualquier desafío con valentía y claridad mental.

Y así, cada noche antes de dormir, Marco disfrutaba observando las estrellas desde su ventana con sus ojos brillantes llenos de gratitud por haber aprendido una importante lección sobre el poder transformador de las verduras y frutas en su vida.

FIN.

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