La Dinosauria Rosita Fresita y su gran sueño
Una vez, en un mundo lleno de colores brillantes y vegetación exuberante, vivía una dinosauria muy especial llamada Rosita Fresita. Era no solo una dinosauria, sino también una magnífica bailarina. Mientras sus amigos, los dinosaurios, paseaban y jugaban, Rosita pasaba horas practicando sus piruetas y su dance de la flor, un baile que la hacía sentir como si estuviera volando entre las nubes.
Un día, mientras ensayaba en la pradera, se acercó su amigo Tano, el triceratops.
"Rosita, ¿qué estás haciendo?" - preguntó Tano, mirando con curiosidad.
"Estoy practicando para el Gran Baile del Bosque. Este año, se celebrará en la cima de la Colina Arcoíris. ¡Quiero ser parte de él!" - respondió Rosita emocionada.
"¡Eso suena increíble! ¿Por qué no se lo cuentas a los demás?" - sugirió Tano con una sonrisa.
Rosita, un poco insegura, dudó. A veces se sentía diferente a los demás dinosaurios, y temía que no la comprendieran. Sin embargo, decidió ser valiente. Así que convocó a todos sus amigos en la pradera.
Cuando se reunieron, Rosita tomó una respiración profunda y dijo:
"Amigos, quiero ayudar a preparar una presentación para el Gran Baile. Soy bailarina, y me gustaría mostrarles lo que he aprendido."
Algunos dinosaurios se miraron entre sí, intrigados.
"¿Bailar? ¡Eso es raro!" - exclamó Rita, la brontosaurio, que siempre había sido muy práctica.
"¿Por qué no hacemos algo más divertido? Como una competencia de carreras," - agregó Águila, el velociraptor, que era muy veloz.
Rosita sintió que su corazón se encogía. Se había sentido muy emocionada al compartir su pasión, pero ahora su sueño parecía desvanecerse.
El viejo dinosaurio Pablito, el sabio estegosaurio, se dio cuenta de la tristeza de Rosita y decidió intervenir.
"Amigos, a veces lo que es diferente nos enriquece. No todo tiene que ser una competencia. Tal vez podamos combinar las ideas. ¿Qué les parece si hacemos una presentación de danza y carreras?" - propuso Pablito con una sonrisa acogedora.
Los demás dinosaurios miraron a Pablito, y luego se miraron entre sí.
"¡Sí! ¡Eso puede ser divertido!" - gritó Tano, entusiasmado.
Rosita se iluminó al escuchar el apoyo de sus amigos.
"¿De verdad quieren hacerlo juntos?" - preguntó, llena de esperanza.
"Por supuesto, Rosita. ¡Vamos a hacerlo!" - dijeron al unísono sus amigos.
Desde ese día, los dinosaurios se reunieron todos los días para ensayar. Rosita les enseñó pasos de baile y ellos le mostraron truquitos de carrera. Pronto, la pradera se llenó de risas y música, y todos estaban emocionados por el Gran Baile del Bosque y cómo se presentarían juntos.
Finalmente llegó el día del baile. Cuando llegaron a la Colina Arcoíris, el lugar estaba lleno de otros dinosaurios de todas partes. Cada grupo mostraba lo mejor de sí, y el ambiente era de alegría y celebración. Entonces, llegó el turno de Rosita y sus amigos.
Con el corazón latiendo rápido, Rosita dio el primer paso. Bailó como si imbuidos por la brisa suave, mientras que Tano y los demás corrían a su alrededor en un espectáculo vibrante. Sus movimientos suaves contrastaban con la energía de los veloces compañeros, creando una combinación mágica que hizo que todos los espectadores sonrieran.
Cuando terminaron, el espacio estalló en aplausos. Los dinosaurios aplaudían y vitoreaban con entusiasmo.
"¡Eso fue espectacular!" - gritó un joven diplodocus.
"¡Nunca vi algo así antes!" - dijo una triceratops mientras aplaudía.
Rosita miró a sus amigos con gratitud, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.
"Gracias a todos. ¡No podría haberlo hecho sin ustedes!" - dijo Rosita, con lágrimas de felicidad en los ojos.
Ese día, Rosita no solo logró compartir su pasión, sino que también confirmó que ser diferente es lo que hace únicos a cada uno. Y así, cada dinosaurio, ya sea bailarín o velocista, aprendió a valorar y aceptar sus diferencias, creando un vínculo más fuerte entre ellos.
Desde entonces, todos los años, el Gran Baile del Bosque se convirtió en un evento donde dinosaurios de todas las habilidades celebraban juntos, y Rosita Fresita siempre fue la estrella que unió a todos con su danza.
Y así, la Dinosauria Rosita Fresita se convirtió en una inspiración, mostrando que con valentía y amor, los sueños pueden volverse realidad, ¡y que la diversidad enriquece la vida!
FIN.