La docente cariñosa



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una docente llamada Maestra Laura. Era conocida por su cariño hacia sus alumnos y su creatividad para enseñar. Un día, llegó un nuevo niño llamado Tomás a su salón.

Tomás se sentía asustado y solo, ya que era tímido y no conocía a nadie. La Maestra Laura notó la tristeza de Tomás y decidió acercarse a él.- ¿Hola Tomás, cómo estás? -preguntó la Maestra Laura con una sonrisa cálida.-

Hola maestra, estoy un poco nervioso por ser nuevo aquí -respondió Tomás con timidez. La Maestra Laura le tomó la mano y le dijo: -No te preocupes, aquí todos somos una gran familia y te haremos sentir como en casa.

Desde ese momento, la Maestra Laura se esforzó por integrar a Tomás al grupo, buscando actividades que lo ayudaran a hacer amigos y a sentirse más seguro.

Con el tiempo, Tomás empezó a sonreír más, a participar en clase y a hacer amigos. La Maestra Laura había logrado lo que se proponía, ayudar a Tomás a adaptarse a su nueva escuela. Pero un día, la maestra enfermó y tuvo que faltar a clases. Tomás se preocupó mucho, extrañaba su cariño y apoyo.

Entonces, decidió tomar iniciativa y organizar un regalo sorpresa para la Maestra Laura. Con la ayuda de sus compañeros, prepararon tarjetas y dibujos, y juntos le llevaron flores a la maestra en su casa.

La Maestra Laura, emocionada por el gesto de sus alumnos, se sentía mejor al ver el cariño con el que la habían recordado. A partir de ese día, la relación entre la maestra y sus alumnos se hizo aún más especial.

La Maestra Laura, recuperada, les agradeció con una gran sonrisa y les dijo: -Ver cómo se preocuparon el uno por el otro me llena el corazón. Ustedes han demostrado que juntos, como una familia, podemos superar cualquier obstáculo.

Y así, la historia de la Maestra Laura y Tomás enseñó a todos que el cariño, la empatía y la solidaridad son fundamentales para construir una comunidad unida y amorosa.

FIN.

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