La doctora Francy y su misión sanadora


Había una vez en el hermoso Delta Amacuro, un lugar rodeado de ríos y manglares, una joven llamada Francy Zabaleta. Francy era hija del indio Simon Zabaleta, un hombre sabio y respetado en la comunidad.

Desde pequeña, Francy soñaba con ayudar a las personas y cuidar de los más necesitados. Siempre estaba dispuesta a escuchar y brindar apoyo a quienes lo necesitaran. Su corazón bondadoso la llevó a estudiar medicina en la Universidad Central de Venezuela.

Después de muchos años de arduo estudio e innumerables desafíos, Francy se graduó como neonatóloga. Estaba emocionada por comenzar su carrera médica y llevar esperanza a aquellos que más lo necesitaban.

Un día, mientras trabajaba en el hospital del Delta Amacuro, recibió una llamada urgente desde Isla Margarita. Había ocurrido un accidente donde varios niños habían resultado heridos. Sin pensarlo dos veces, Francy decidió viajar rápidamente para ayudar.

Al llegar al hospital de Margarita, se encontró con niños asustados y padres angustiados esperando por atención médica. La doctora Zabaleta se puso manos a la obra sin perder un segundo. Con su conocimiento y habilidades médicas, logró calmar a los pequeños pacientes y ofrecerles el tratamiento adecuado.

Los días pasaron rápido mientras Francy trabajaba incansablemente para sanar las heridas físicas y emocionales de los niños heridos.

Pero algo sorprendente sucedió durante ese tiempo: los padres comenzaron a notar cómo sus hijos sonreían más, cómo recuperaban la confianza y se sentían mejor gracias a la dedicación y el amor que Francy les brindaba. Un día, mientras Francy estaba descansando en una hamaca bajo la sombra de una palmera en Margarita, llegó un niño llamado Juanito.

Tenía los ojos llenos de tristeza y miedo. Se acercó tímidamente a Francy y le dijo:"Doctora Zabaleta, ¿puede ayudarme? Tengo mucho miedo". Francy sonrió con ternura y respondió:"Claro que sí, Juanito.

Estoy aquí para cuidarte y asegurarme de que te sientas mejor". A partir de ese momento, Francy hizo todo lo posible por ayudar a Juanito a superar sus miedos. Jugó con él, le contó historias divertidas e incluso le enseñó canciones para distraerlo durante los procedimientos médicos.

Con el tiempo, Juanito comenzó a sonreír nuevamente y su miedo desapareció poco a poco. Los demás niños también notaron esto y pronto todos querían estar cerca de la doctora Zabaleta.

Los padres estaban asombrados por el increíble impacto que Francy tenía en sus hijos. Decidieron escribir cartas al hospital del Delta Amacuro expresando su gratitud por el maravilloso trabajo realizado por la doctora Zabaleta.

Cuando Francy regresó al Delta Amacuro después de su misión en Margarita, fue recibida como una heroína. La comunidad estaba orgullosa de ella y reconocía su dedicación hacia aquellos que más lo necesitaban.

Desde ese día en adelante, Francy continuó su labor en el Delta Amacuro, ayudando a los niños y brindándoles esperanza. Su amor por la medicina y su corazón generoso se convirtieron en un ejemplo para todos.

Y así, gracias a la valentía y dedicación de la doctora Francy Zabaleta, muchas vidas fueron salvadas y muchos corazones sanados en el hermoso Delta Amacuro.

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