La Duenda Amiga de Camila



Camila era una niña muy curiosa y vivaz, a la que le encantaba jugar y explorar el mundo que la rodeaba.

Sin embargo, todas las noches, justo cuando la casa se sumía en un profundo silencio, un ruidito extraño llamaba su atención. A veces era un suave tintineo, otras veces parecía el roce de pequeñas alas. Camila se preguntaba qué podía ser, y algunas noches se levantaba con sigilo de su cama para investigar, pero nunca encontraba nada.

Incluso le preguntaba a su hermano si también escuchaba el misterioso ruido, pero él siempre estaba profundamente dormido.

Una noche, decidida a descubrir la verdad, decidió esperar despierta. Mientras todos dormían, el ruido comenzó a hacerse cada vez más fuerte y claro.

Camila no pudo resistir la tentación y se dirigió hacia el sonido, que la llevó hasta la sala de juegos. Allí, parada en medio de la habitación, vio una figurita diminuta bailando en el aire.

Era una duenda con alas relucientes y una sonrisa traviesa, que al ver a Camila, la saludó alegremente. "¡Hola, Camila! Soy Lila, la duenda de la diversión, y he venido a jugar contigo", dijo la diminuta criatura con entusiasmo.

Camila se quedó boquiabierta, sin saber qué hacer. "¿Pero cómo es que no te había visto antes?", preguntó sorprendida. "Soy muy tímida y solo aparezco cuando todos duermen. Pero noté que anhelabas diversión y compañía, así que aquí estoy", explicó Lila.

A partir de esa noche, Lila visitaba a Camila regularmente, y juntas disfrutaban de juegos y travesuras en la sala de juegos. Camila aprendió a apreciar la importancia de la imaginación, la amistad y la lúdica en la vida diaria.

Gracias a Lila, descubrió que en la quietud de la noche también puede haber magia y alegría.

FIN.

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