La dulce aventura de los González



La familia de los González era conocida en la zona por ser muy unida y divertida. Todos los días, después del desayuno, se reunían para planear qué aventuras tendrían ese día.

Unos días iban a pescar al río, otros construían cabañas en el bosque y algunos simplemente disfrutaban de un picnic en el campo.

Un día, mientras estaban sentados a la mesa después del desayuno, Fran les habló sobre su último proyecto escolar: "Chicos, para mi proyecto tengo que hacer una presentación sobre distintos países del mundo. ¿Qué les parece si hacemos una excursión en busca de información?". Todos estuvieron de acuerdo y pronto se encontraron en el auto camino a la ciudad más cercana.

Mientras conducían, Fran les explicaba datos interesantes sobre cada país que visitaban. Papá estaba impresionado con todo lo que aprendía y Mamá aprovechaba para anotar las recetas típicas de cada lugar.

Cuando llegaron a casa esa noche, todos estaban agotados pero felices por tanto aprendizaje adquirido. Sin embargo, al día siguiente Tom despertó enfermo y no pudo acompañarlos a su próxima aventura: ir al bosque a recolectar frutos secos para hacer mermelada casera.

Aunque extrañaban a Tom durante la excursión, lograron juntar suficientes frutos secos como para hacer varias jarras de mermelada deliciosa. Cuando volvieron a casa esa tarde, le dieron una jarra especial hecha especialmente para él.

"¡Gracias chicos!", exclamó Tom emocionado mientras probaba la mermelada con unas galletitas. "Está deliciosa, creo que deberíamos empezar a venderla". La idea de Tom parecía loca al principio, pero todos se pusieron manos a la obra y pronto estaban vendiendo mermelada en el mercado local.

Fran manejaba las redes sociales para publicitar su producto, Papá cortaba la leña necesaria para cocinar las jarras y Mamá era la encargada de supervisar todo el proceso. Emma, aunque muy pequeña aún, también quería ayudar.

Así que decidieron hacer etiquetas personalizadas con sus dibujos y ponerlas en cada jarra. El negocio fue un éxito rotundo y no solo ganaron mucho dinero sino que también aprendieron sobre trabajo en equipo y emprendimiento.

Desde ese día, todas las mañanas se reunían para planear nuevas aventuras y proyectos divertidos. Y así fue como los González demostraron que con creatividad e ingenio, cualquier familia puede lograr grandes cosas juntos.

FIN.

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