La dulce bondad de Danna


Había una vez una niña llamada Danna, que era la más bonita de todo el vecindario. Tenía unos ojitos brillantes y cabello largo y sedoso.

Pero lo más hermoso de Danna no eran solo sus rasgos físicos, sino su corazón lleno de bondad y generosidad. Danna vivía en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza.

Todos los días salía a jugar al parque con sus amigos, ayudaba a su mamá en casa y siempre estaba dispuesta a colaborar con quienes la necesitaban. Su sonrisa iluminaba cada rincón por donde pasaba. Un día, mientras caminaba hacia el parque, Danna encontró a un perrito abandonado en la calle.

El perrito estaba triste y asustado, pero cuando vio a Danna se acercó corriendo hacia ella. Desde ese momento, Danna decidió adoptarlo y llamarlo Chispitas. Chispitas se convirtió en el mejor amigo de Danna.

Juntos jugaban durante horas en el parque, corrían por los senderos del bosque e incluso participaban en concursos caninos. La amistad entre ellos era inquebrantable. Un día, mientras paseaban por el bosque, Chispitas comenzó a ladrar desesperadamente hacia un árbol hueco.

Danna se acercó curiosa y descubrió que dentro del árbol había un nido con polluelos que habían caído del nido. Danna sintió mucha pena por los pobres polluelos sin su mamá cerca para cuidarlos. Decidió llevarlos a casa y cuidarlos hasta que pudieran valerse por sí mismos.

Danna les dio de comer, los mantuvo abrigados y les enseñó a volar cuando llegara el momento. Poco a poco, los polluelos se hicieron más fuertes y aprendieron a volar gracias al amor y cuidado de Danna.

Cuando estuvieron listos, regresaron al bosque para vivir en libertad. Danna los despidió con lágrimas de felicidad sabiendo que había hecho algo bueno por ellos. Un día, mientras Danna paseaba por el parque, encontró una cartera tirada en un banco.

Rápidamente la recogió y buscó algún documento o tarjeta de identificación para poder devolvérsela a su dueño. Encontró una tarjeta con un número telefónico y decidió llamarlo. Resulta que la cartera pertenecía a una señora mayor llamada Doña Rosa.

Ella estaba muy preocupada porque tenía todas sus tarjetas importantes dentro de la cartera. Cuando Danna le dijo que había encontrado su cartera y quería devolvérsela, Doña Rosa no podía creerlo.

Doña Rosa invitó a Danna a tomar un té como forma de agradecimiento. Durante esa tarde, ambas compartieron historias divertidas y se hicieron amigas inseparables. A partir de ese día, Danna visitaba regularmente a Doña Rosa para ayudarla en lo que necesitara.

Con cada acto de bondad que realizaba, la vida de Danna se llenaba aún más de alegría y satisfacción personal. Aprendió que ser bonita no solo era cuestión del físico exterior, sino también del interior.

Desde entonces, todos en el pueblo conocían a Danna como "la niña bonita con un corazón hermoso". Y es que su bondad y generosidad habían dejado una huella imborrable en la vida de todos los que la rodeaban.

Danna siguió creciendo, siempre manteniendo su espíritu noble y ayudando a quienes lo necesitaban. Y así, su vida se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo, inspirándolos a ser amables, generosos y valientes.

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