La dulce felicidad de compartir



Amabongo caminaba por las calles con una paleta en cada mano, pensando en cómo podría venderlas. De repente, vio a su amiga Lola sentada en un banco del parque y se le iluminó la cara.

- ¡Hola Lola! ¿Te gustaría comprar una paleta de chocolate? - preguntó Amabongo emocionado. - ¡Claro que sí! ¿Cuánto cuestan? - respondió Lola con una sonrisa.

Amabongo le explicó el plan que tenía para duplicar su dinero y Lola decidió ayudarlo comprando una de las paletas. Juntos, se dirigieron al centro de la plaza donde había más gente. - ¡Paletas de chocolate a la venta! ¡Deliciosas y refrescantes! - gritaba Amabongo mientras sostenía las paletas en alto.

Poco a poco, las personas se acercaban curiosas y empezaron a comprar las paletas. Amabongo estaba feliz viendo cómo su idea funcionaba.

Sin embargo, cuando ya casi no le quedaban paletas para vender, apareció un niño triste que no tenía suficiente dinero para comprar una. - ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan triste? - preguntó Amabongo con preocupación. El niño explicó que quería una paleta pero solo tenía unas monedas pequeñas que no alcanzaban para pagarla.

En ese momento, Amabongo recordó lo feliz que se había sentido al encontrar la moneda brillante en el suelo y decidió hacer algo bueno con lo que había ganado vendiendo las paletas. - No te preocupes, aquí tienes tu paleta.

Disfrútala mucho - dijo Amabongo entregándole la última paleta al niño triste. El niño sonrió emocionado y agradecido antes de irse saltando con su nueva adquisición. Aunque Amabongo ya no tenía más paletas para vender, se sentía contento por haber hecho feliz a alguien más.

En ese momento comprendió que compartir y ayudar a los demás era mucho más gratificante que simplemente duplicar su dinero. Desde ese día, Amabongo siguió buscando maneras creativas de ayudar a los demás con lo que tenía.

Aprendió que la generosidad y la empatía eran cualidades valiosas que traían alegría tanto a él como a quienes lo rodeaban.

Y así, entre risas y nuevas aventuras, continuó creciendo como un niño bondadoso e inspirador para todos los que lo conocían.

FIN.

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