La Dulce Meta de Flor
Flor era una niña muy especial. Desde muy pequeña, había demostrado un talento innato para la cocina. Le encantaba experimentar con diferentes ingredientes y crear deliciosos postres que dejaban a todos con ganas de más.
Un día, mientras navegaba por internet en busca de información sobre su cantante favorito, Flor se topó con una noticia que la dejó sin aliento: ¡su ídolo iba a dar un concierto en Buenos Aires! Flor sabía que tenía que estar allí para verlo en persona, pero no tenía suficiente dinero para comprar las entradas.
Pensando rápidamente, Flor decidió poner manos a la obra y utilizar sus habilidades culinarias para recaudar el dinero necesario. Así fue como comenzó su pequeño negocio de budines y postres caseros.
Flor trabajaba incansablemente cada día después de la escuela, preparando los pedidos hasta altas horas de la noche. A pesar del cansancio, siempre mantenía una sonrisa en el rostro porque sabía que estaba haciendo algo importante. Pero no todo fue fácil para Flor.
Un día, su horno se rompió justo cuando tenía varios pedidos pendientes. Desesperada por encontrar una solución rápida, Flor decidió acudir a su vecino Don Ramón quien era conocido por ser un manitas.
"Don Ramón ¿podría ayudarme? Mi horno se rompió y tengo muchos pedidos pendientes", preguntó Flor tímidamente. "¡Claro que sí! Vamos a mi taller y lo arreglaremos juntos", respondió Don Ramón amablemente. Juntos lograron arreglar el horno y así poder continuar con el negocio.
A partir de ese día, Flor aprendió que no estaba sola y que siempre podía contar con la ayuda de su comunidad.
Finalmente llegó el gran día del concierto y Flor pudo cumplir su sueño de ver a su cantante favorito en persona gracias a todo el esfuerzo que había puesto en su pequeño negocio.
Al final del día, Flor se dio cuenta de que no solo había logrado juntar suficiente dinero para las entradas sino también había creado algo especial y valioso: una comunidad que se apoyaba mutuamente. Flor nunca olvidaría lo que aprendió durante esa aventura emprendedora: la importancia del trabajo duro, la perseverancia, la creatividad y sobre todo, el valor de pedir ayuda cuando lo necesitamos.
FIN.