La elección justa


Danna era una niña curiosa y valiente que siempre buscaba la manera de hacer las cosas de forma justa. Un día, en su salón de clases, la maestra propuso elegir un jefe de grupo a través de votaciones democráticas.

Todos los niños estaban emocionados, pero Danna se puso aún más feliz, ya que sabía que esta era una oportunidad de demostrar la importancia de la democracia. -¿Cómo vamos a elegir a nuestro jefe de grupo? – preguntó Danna con entusiasmo.

-Todos van a tener la oportunidad de postularse y luego haremos una votación para elegir al que consideremos más apto – respondió la maestra. Danna, emocionada, decidió postularse.

Ella quería asegurarse de que todos los niños tuvieran voz y voto en las decisiones del grupo. El día de la votación, Danna se paró frente a sus compañeros y les dijo: -Amigos, yo quiero que todos podamos expresar nuestras ideas y que juntos tomemos decisiones que nos beneficien a todos.

Si me eligen como jefa de grupo, prometo escuchar sus opiniones y trabajar por el bienestar de todos. Tras su discurso, todos los niños aplaudieron y Danna recibió varios votos. Sin embargo, un niño llamado Martín también tuvo muchos votos.

La maestra contó los votos y anunció que Martín sería el nuevo jefe de grupo.

Danna, a pesar de no haber ganado, se sintió orgullosa de haber participado en un proceso democrático y de haberse esforzado por promover la participación de todos. A partir de ese día, Martín y Danna trabajaron juntos para implementar las ideas de sus compañeros y lograron que el grupo funcionara de manera justa y equitativa.

Danna aprendió que la democracia no siempre significaba ganar, sino asegurarse de que la voz de todos fuera escuchada. Y así, en ese pequeño salón de clases, sembraron la semilla de la participación y el respeto por las opiniones de los demás.

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