La elefanta rescatada



En lo profundo de la selva, vivían cuatro animales muy especiales: Roberto el mono, Lucas el león, Martina la jirafa y Sofía la serpiente. Juntos formaban un equipo inseparable y siempre estaban dispuestos a ayudarse mutuamente.

Un día soleado, mientras jugaban al escondite cerca del río, escucharon un grito desesperado. Era María, una pequeña elefanta que estaba atrapada en un pozo profundo. Sin perder tiempo, los cuatro amigos corrieron hacia ella para rescatarla.

Roberto trepó rápidamente por los árboles hasta llegar al borde del pozo y extendió su cola hacia abajo para que María pudiera agarrarse. Pero no fue suficiente; María era demasiado pesada para él.

Lucas se acercó entonces con su gran melena y trató de alcanzar a María con sus patas delanteras. Aunque hizo todo lo posible por ayudarla, también fue en vano. Martina sabía que su cuello largo podría ser útil en esta situación.

Se acercó al pozo y extendió su largo cuello hacia abajo esperando poder darle una mano a María. Pero incluso así, no logró alcanzarla. Sofía observaba atentamente desde fuera del pozo cuando tuvo una brillante idea.

Recordó que las serpientes son muy flexibles y pueden estirarse mucho más de lo que parece. Decidió intentarlo. Con cuidado y determinación, Sofía se deslizó dentro del pozo hasta llegar donde estaba María y comenzó a enrollarse alrededor de ella como si fuera una escalera viva.

"¡Agárrate fuerte, María! ¡Te sacaremos de aquí!", gritó Sofía. María se aferró a Sofía y poco a poco comenzaron a subir. Roberto, Lucas y Martina ayudaron empujando desde arriba para que el esfuerzo de Sofía fuera más fácil.

Finalmente, después de un largo y agotador esfuerzo, lograron sacar a María del pozo. Todos estaban muy contentos y aliviados. "¡Gracias por salvarme la vida! Estoy tan feliz de tener amigos como ustedes", dijo María emocionada.

"Somos un gran equipo", respondió Roberto sonriendo. Desde ese día, los cuatro amigos entendieron que cada uno tenía habilidades únicas y que trabajando juntos podían superar cualquier desafío.

Aprendieron que la amistad verdadera no solo se trata de divertirse juntos, sino también de estar allí cuando alguien lo necesita. Y así, los animales de la selva siguieron viviendo sus aventuras con la confianza de saber que siempre podrían contar unos con otros en momentos difíciles.

FIN.

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