La embajadora del Jarramplas



Había una vez en el hermoso pueblo de Cabeza del Buey, en la región de Extremadura, una niña llamada Folclorina.

A ella le encantaba aprender sobre las tradiciones y costumbres de su tierra, así que siempre iba vestida con trajes típicos y coloridos. Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, Folclorina vio a un grupo de señoras vendiendo productos gastronómicos típicos de Extremadura. Había quesos, embutidos y dulces deliciosos.

Los olores eran tan tentadores que Folclorina no pudo resistirse y decidió comprar algunos para probarlos. Mientras saboreaba un trozo de queso, se acercó a ella un hombre mayor llamado Don Antonio. Él era conocido en el pueblo por ser un gran contador de historias.

"¡Hola joven! Veo que estás disfrutando de nuestros manjares extremeños", dijo Don Antonio sonriendo. Folclorina asintió emocionada y le contó a Don Antonio sobre su amor por el folclore y las tradiciones de Extremadura.

"Pues déjame decirte algo interesante", dijo Don Antonio con voz misteriosa. "Mañana es el día del Jarramplas". Folclorina nunca había oído hablar del Jarramplas, así que preguntó curiosa qué era eso.

Don Antonio le explicó que el Jarramplas era una antigua tradición en la cual un hombre vestido con pieles golpea un tamboril al ritmo frenético mientras recorre las calles del pueblo. Lleva una máscara de madera con cuernos y es atacado por los vecinos del pueblo que le lanzan nabos.

Folclorina quedó fascinada con la historia y decidió investigar más sobre el Jarramplas. Descubrió que esta tradición era muy importante para el pueblo, ya que se creía que ahuyentaba a los malos espíritus y traía buena suerte para el año nuevo.

Al día siguiente, Folclorina se levantó temprano y se vistió con su traje folclórico más bonito. Quería ser parte de la celebración del Jarramplas.

Se unió a la multitud en la plaza principal del pueblo, donde todos esperaban ansiosos el inicio del evento. De repente, comenzaron a sonar los tambores y apareció el Jarramplas. Era un hombre fuerte vestido con pieles y llevaba una máscara impresionante.

La multitud estaba emocionada y comenzaron a lanzarle nabos mientras él intentaba esquivarlos. Folclorina miraba asombrada cómo el Jarramplas saltaba y bailaba al ritmo de los tambores, mientras las risas llenaban el aire. Ella también quiso participar en la diversión, así que agarró un nabo y lo lanzó hacia arriba.

Para sorpresa de todos, el nabo voló directo hacia la cabeza de Folclorina. Pero justo antes de golpearla, ¡el nabo se convirtió en una hermosa mariposa! La gente quedó boquiabierta ante tal espectáculo.

Folclorina no podía creer lo que había ocurrido, pero se sintió muy feliz y emocionada. "¡Es un milagro!", exclamó Don Antonio. "Folclorina, tú eres la verdadera representante del folclore de Extremadura. Eres capaz de convertir las cosas malas en algo hermoso".

Desde aquel día, Folclorina se convirtió en la embajadora del folclore y las tradiciones de Extremadura. Viajó por todo el mundo llevando consigo las historias y costumbres de su tierra natal.

Y así, gracias a Folclorina, el pueblo de Cabeza del Buey mantuvo viva su tradición del Jarramplas durante muchos años más, recordando siempre que incluso en los momentos difíciles, siempre hay una oportunidad para transformar lo negativo en algo positivo.

FIN.

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