La Encrucijada de la Selva
Había una vez en un rincón de la selva argentina, un pequeño pueblo llamado Arbolito, donde vivían varios animales que eran muy amigos. Entre ellos estaban Tuca, la tortuga sabia; Leo, el león curioso; y Nora, la nutria aventurera. Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, se encontraron con un misterioso objeto brillante.
- ¿Qué será eso? - preguntó Leo, moviendo su cola de un lado a otro.
- No estoy segura, pero parece un espejo - respondió Tuca, mirando detenidamente.
- ¡Vamos a tocarlo! - dijo Nora emocionada, zambulléndose en el agua para acercarse.
Cuando Nora se asomó más, el espejo comenzó a hablar.
- Hola, amigos. Soy el Espejo de las Decisiones. Puedo mostrarles el futuro… pero tienen que responder una pregunta ética.
- ¡Qué emocionante! - exclamó Leo, intrigado.
- ¿Qué tipo de pregunta? - inquirió Tuca, muy atenta.
El Espejo sonrió:
- Imaginen que hay un incendio en la selva y tienen que elegir entre salvar a un grupo de animales o a un árbol milenario que da sombra y hogar a muchos. ¿A quién salvarían?
Los amigos se miraron entre sí, cada uno con una expresión de sorpresa.
- Es una decisión difícil - dijo Nora, bajando la mirada.
- Pero no podemos dejar que un árbol fantástico se queme - añadió Leo.
- Sin embargo, los animales también tienen familias - repuso Tuca, con su voz calmada.
Después de un rato de hablar y compartir opiniones, Tuca tuvo una idea.
- ¿Qué pasaría si encontramos una forma de salvar a ambos?
- ¿Cómo? - preguntó Leo, cada vez más ansioso.
- Tal vez podamos crear un plan para que los animales se alejen y, mientras tanto, llamamos a otros animales para que ayuden a apagar el fuego.
Los amigos se pusieron a pensar y comenzaron a trazar un plan.
- Yo puedo nadar rápido y avisar a todos los peces de que se acerquen para ayudar a desviar el agua del arroyo hacia el fuego - dijo Nora, sobre emocionada.
- Yo puedo correr lo más que pueda y alertar a los demás animales del bosque - comentó Leo, sintiéndose muy valiente.
- Y yo puedo usar mi caparazón como un escudo ante el fuego que se acerque - concluyó Tuca, con una sonrisa satisfecha.
Así, cada uno partió hacia su misión y lograron que muchos animales ayudaran con agua y con sus propios esfuerzos. Juntos lograron salvar la selva, el árbol y a sus amigos.
Al volver al Espejo de las Decisiones, los amigos sonrieron, sabiendo que habían tomado la decisión correcta.
- ¿Ven? - dijo Tuca. - A veces, cuando nos enfrentamos a dilemas, es importante pensar en diferentes perspectivas.
- Y valorar la vida de todos - añadió Nora, aún con el corazón acelerado de la aventura.
- ¡Y trabajar en equipo! - concluyó Leo, moviendo la cola con orgullo.
El Espejo de las Decisiones brilló todavía más.
- Ustedes han aprendido una valiosa lección hoy. Recuerden, siempre hay más de una forma de resolver un problema.
- Gracias, Espejo - dijeron todos juntos, felices de haber crecido como amigos y como amantes de la naturaleza.
Y así, el pequeño pueblo de Arbolito continuó viviendo aventuras, recordando que la sabiduría y la empatía podrían ayudar a resolver hasta los dilemas más complicados.
FIN.