La energía vital de Tomas



Tomas era un niño curioso y aventurero que solía pasar horas en la plaza del barrio, observando a los demás chicos jugar y divertirse.

Un día, mientras se deslizaba por la vereda en su silla de ruedas, recordó el accidente que lo había dejado sin poder caminar. A pesar de eso, su espíritu seguía siendo tan juguetón como siempre. Una mañana, al despertar, Tomas sintió una extraña sensación.

Al mirarse al espejo notó que una parte de él se desprendía lentamente de su cuerpo. Era como si un pequeño destello dorado saliera de su pecho y flotara en el aire frente a él. Sorprendido pero emocionado, decidió seguir ese destello mágico.

El brillo lo guió hasta la plaza del barrio donde vio a un grupo de niños corriendo y riendo mientras jugaban a las escondidas.

Tomas se dio cuenta de que esa parte luminosa que lo acompañaba era su propia energía vital, su alegría y sus ganas de vivir aventuras. Los niños no podían ver a Tomas en su forma espiritual, pero él los observaba con fascinación y ternura.

Escuchaba sus risas y veía cómo cada uno disfrutaba a su manera: algunos trepaban por los juegos, otros jugaban con pelotas o correteaban por el pasto. Un día, mientras observaba desde un árbol cercano, escuchó a dos hermanitos discutir sobre quién sería el próximo en elegir qué juego jugar.

La niña quería subirse al tobogán mientras que el niño prefería jugar al fútbol. La discusión parecía no tener fin hasta que Tomas tuvo una idea brillante. - ¡Hola! -dijo Tomas en voz baja desde arriba del árbol.

Los niños se miraron sorprendidos al principio, pero pronto sonrieron al darse cuenta de que esa voz misteriosa les estaba hablando desde el cielo. - ¿Quién eres? -preguntó la niña con curiosidad. - Soy Tomi -respondió Tomas-.

No puedo bajar para jugar con ustedes, pero puedo ayudarlos a decidir qué juego hacer hoy. Los hermanitos emocionados empezaron a hacerle preguntas a Tomi sobre sus juegos favoritos y juntos idearon un plan para combinar el tobogán con tiros al arco usando la pelota de fútbol.

Los niños estaban encantados con la idea y rápidamente comenzaron a preparar todo para esta nueva aventura inventada por Tomi.

Así fue como todos los días Tomi les sugería nuevas formas creativas de jugar e integrar diferentes juegos para que todos pudieran divertirse juntos sin pelearse por elegir solo uno. Los niños descubrieron que podían combinar sus gustos e intereses para crear momentos únicos llenos de diversión y amistad.

Con el tiempo, los chicos empezaron a sentir la presencia especial de Tomi cuando estaban en la plaza; aunque no podían verlo físicamente sabían que él estaba allí compartiendo cada momento junto a ellos.

Y así, gracias a la magia del espíritu aventurero de Tomas transformado en Tomi, los días en la plaza se volvieron aún más emocionantes y memorables para todos los niños del barrio.

FIN.

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