La épica de Mathews y Ceballos
Había una vez en la frutería del pueblo, una piña llamada Mathews. Era una piña muy especial, con una sonrisa siempre alegre y un corazón gigante.
Mathews vivía en armonía con las demás frutas, pero había algo que la entristecía: su amor secreto por un plátano llamado Ceballos. Ceballos, a su vez, también sentía lo mismo por Mathews, pero había un plátano en la frutería que no estaba de acuerdo con su amor.
Este plátano se llamaba Mora, y estaba decidido a mantener separados a Mathews y a Ceballos. "No quiero que una piña se enamore de un plátano en mi frutería. ¡Es inaceptable!"-, gritaba Mora.
Los días pasaban y la tristeza de Mathews y Ceballos era cada vez más profunda. Hasta que un día, Mathews tomó una decisión. Decidió embarcarse en una épica aventura para luchar por su amor. "Ceballos, no podemos seguir escondiendo nuestro amor.
Voy a hablar con Mora y demostrarle que nuestro amor es fuerte y verdadero"-, dijo Mathews con determinación. Ceballos miró a Mathews con admiración y le prometió que la acompañaría en esta valiente misión. Juntos, se dirigieron hacia el lado de la frutería donde siempre se encontraba Mora. "Mora, por favor, escúchanos.
Nuestro amor es real y no deberías impedir que estemos juntos. ¿Por qué nos juzgas por ser diferentes?"-, clamó Mathews. Mora se burló de ellos y dijo que nunca permitiría tal unión. Entonces, Mathews y Ceballos decidieron buscar ayuda.
En su búsqueda, se encontraron con el Kiwi, un sabio y amable fruto que escuchó su historia con comprensión. "No debéis permitir que el prejuicio de otros defina vuestro destino. El amor es hermoso en todas sus formas y colores.
Os ayudaré a encontrar una solución"-, dijo el Kiwi. Con la ayuda del Kiwi, organizaron un festival en la frutería para celebrar la diversidad y el amor entre frutas.
Mathews y Ceballos invitaron a todas las frutas y verduras del pueblo a unirse a la fiesta. Pronto, la frutería se llenó de una energía de amor y aceptación. Mora, viendo la maravillosa unión de todos, se conmovió profundamente. "Me equivoqué. No debería haber interferido en vuestro amor.
Mathews, Ceballos, pido perdón por mis acciones. Sois un ejemplo de verdadero amor y valentía"-, dijo Mora avergonzado. Mathews y Ceballos perdonaron a Mora, quien prometió apoyar su amor en adelante.
Desde entonces, en la frutería reinó la armonía y el amor entre todas las frutas. Mathews y Ceballos demostraron que el amor verdadero puede conquistar cualquier obstáculo, y que la aceptación es la clave para una convivencia feliz. Y así, vivieron felices para siempre, recordando que el amor no conoce límites.
FIN.