La escalada de Mateo



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño muy especial llamado Mateo. Desde el día en que nació, los médicos descubrieron que le faltaba una tibia en su pierna derecha.

A pesar de este desafío, Mateo era un niño alegre y lleno de vida. Su mamá, Clara, siempre le recordaba: "Mateo, no importa lo que te falte, lo importante es lo que tienes dentro de tu corazón".

Y así, con estas palabras como guía, Mateo creció siendo valiente y decidido. Un día, mientras jugaba en el parque del pueblo con sus amigos Martina y Lucas, vio a lo lejos una montaña muy alta.

Mateo se quedó mirándola fijamente y dijo: "¡Quiero escalar esa montaña!". Martina y Lucas se sorprendieron por la valentía de su amigo. "-Pero Mateo, ¡es muy alta! ¿Cómo vas a hacer sin tu tibia?", preguntó Martina preocupada. "-No importa", respondió Mateo con determinación.

"¡Lo voy a lograr!". Decididos a ayudar a su amigo a cumplir su sueño, Martina y Lucas buscaron materiales para construirle una prótesis improvisada. Con palos y cuerdas lograron armar una estructura que permitiera a Mateo subir la montaña.

Con mucha paciencia y esfuerzo, Mateo comenzó a escalar la montaña apoyándose en la nueva prótesis. Cada paso era un desafío, pero él estaba decidido a llegar hasta la cima.

Finalmente, después de horas de esfuerzo y trabajo en equipo, Mateo alcanzó la cima de la montaña. Desde ahí arriba pudo ver todo el pueblo extendido ante sus ojos y sintió una emoción indescriptible. "-¡Lo logramos!", gritaron Martina y Lucas emocionados.

"-Gracias por creer en mí", dijo Mateo con lágrimas de felicidad en los ojos. Desde ese día, Mateo se convirtió en un ejemplo de superación para todos en Villa Esperanza.

Su historia inspiró a grandes y chicos a nunca rendirse frente a los obstáculos y demostró que con valentía y perseverancia no hay límites que puedan detenernos.

Y así fue como el niño sin tibia al nacer se convirtió en el héroe del pueblo, enseñando con su ejemplo que las mayores limitaciones están solo en nuestra mente. Porque cuando tenemos amor en nuestro corazón y amigos dispuestos a ayudarnos, ¡no hay montaña demasiado alta que no podamos escalar!

FIN.

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