La escalada de Pedro y Luna


Había una vez un niño llamado Pedro que le encantaba escalar montañas. Un día, decidió subir a la cima de una montaña muy alta y desafiante. Con sus botas, su mochila y mucha energía, comenzó la aventura.

Pedro escaló con valentía y determinación, superando obstáculos y disfrutando de las vistas panorámicas que se iban descubriendo a medida que ascendía.

Sin embargo, el tiempo pasó volando y cuando quiso darse cuenta, el sol comenzaba a esconderse en el horizonte. "¡Oh no! Se está haciendo de noche", exclamó Pedro preocupado. Decidió buscar un lugar seguro donde pasar la noche. Encontró una cueva pequeña en la montaña y decidió refugiarse allí.

Con su linterna encendida, revisó su mochila y encontró algo de comida para cenar. Mientras comía, pensaba en cómo resolver su situación. De repente, escuchó un ruido extraño afuera de la cueva. Con cautela, asomó la cabeza y vio unos ojos brillantes en la oscuridad.

"¡Hola! Soy Luna, la lechuza guardiana de esta montaña", dijo una voz misteriosa. Pedro se sorprendió pero se sintió aliviado al ver que era solo una amigable lechuza. "¿Puedo ayudarte en algo?", preguntó Luna con curiosidad.

"Estoy atrapado aquí porque se hizo de noche mientras escalaba. No sé cómo salir", explicó Pedro con tristeza. Luna le contó a Pedro sobre un camino secreto que lo llevaría de regreso a salvo si lograba completar tres desafíos antes del amanecer.

El primer desafío consistía en encontrar una flor rara que solo crecía en lo más alto de la montaña. Pedro aceptó el reto y comenzó a escalar nuevamente bajo la luz tenue de su linterna.

Después de mucho esfuerzo, finalmente encontró la flor y regresó triunfante a la cueva. El segundo desafío era construir un puente improvisado sobre un abismo peligroso para cruzarlo sin caer al vacío.

Con determinación e ingenio, Pedro utilizó ramas y piedras para construir el puente que lo llevaría al otro lado sano y salvo. Para el tercer desafío, Luna le pidiò a Pedro cantar una canción alegre bajo las estrellas para traer paz al corazón de la montaña.

A pesar del cansancio, Pedro entonò una melodìa llena de esperanza que resonò por todo el valle provocando sonrisas entre los animales nocturnos que lo escuchaban atentamente..Al

amanecer del nuevo día, Luna felicitò emocionada "¡Has demostrado ser valiente, ingenioso e inspirador ! Has ganado mi confianza, ahora te guiaré sano y salvo hasta tu hogar". Con ayuda amigo inesperado, logró volver seguro luego vivir esta gran aventura. Desde ese dia siempre recordaría importancia perseverancia, creatividad compañerismo.

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