La escoba encantada de Lola



En un pequeño pueblo rodeado de hermosos bosques, vivía una niña llamada Lola. Ella era una niña muy curiosa y soñadora, siempre buscando nuevas aventuras en cada rincón del lugar.

Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con una escoba mágica. Lola no podía creer lo que veían sus ojos. Sin pensarlo dos veces, montó la escoba y comenzó a volar por encima de los árboles. Era como si estuviera flotando en el aire.

De repente, se encontró con un grupo de niños y niñas jugando en el prado. "¡Miren lo que encontré!", exclamó Lola emocionada mientras descendía suavemente hacia ellos.

Los niños y las niñas miraron asombrados a Lola y a la escoba mágica. Todos querían probarla y sentir la increíble sensación de volar por los cielos. "Pero antes de subirse a la escoba, deben prometerme algo", dijo una voz dulce desde detrás de los árboles.

Todos voltearon y vieron a un hada madrina salir entre las hojas verdes del bosque. Tenía alas brillantes y vestía un hermoso vestido hecho de pétalos de flores. "Prometan usar este poder para hacer el bien", continuó el hada madrina con su voz melodiosa.

Los niños y las niñas asintieron emocionados ante esta propuesta. Se comprometieron a ayudar a los demás, ser amables con todos e inspirar felicidad en su comunidad.

A partir de ese momento, los niños y las niñas comenzaron a utilizar la escoba mágica para hacer cosas increíbles. Volaban por el pueblo repartiendo sonrisas y alegría, ayudando a las personas mayores a cruzar la calle y rescatando gatitos perdidos en los árboles.

Un día, mientras volaban sobre el bosque, se encontraron con una princesa triste sentada en un banco. Se acercaron a ella y le preguntaron qué le pasaba. "Estoy muy aburrida en mi castillo", respondió la princesa con voz apagada.

"Todos mis días son iguales y no tengo amigos con quien jugar". Los niños y las niñas intercambiaron miradas decididas. Sabían que tenían que hacer algo para ayudar a la princesa. "¡Vamos a organizar una gran fiesta en el bosque!", exclamó Lola emocionada.

Y así lo hicieron. Los niños y las niñas utilizaron su magia de bondad para decorar el bosque con luces brillantes, globos de colores y música pegadiza.

Invitaron a todos los habitantes del pueblo, incluyendo al rey y la reina. La princesa estaba encantada con la sorpresa. Por primera vez en mucho tiempo, sonreía de verdad mientras bailaba junto a sus nuevos amigos.

Desde ese día, los niños y las niñas continuaron utilizando su poder mágico para llevar felicidad a todos los rincones del mundo. Aprendieron que ser amables y generosos puede marcar una gran diferencia en la vida de las personas. Y así termina esta historia llena de aventuras, amistad y magia.

Una historia que nos recuerda que todos tenemos un poder especial dentro de nosotros: el poder de hacer el bien y cambiar el mundo a nuestro alrededor.

FIN.

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