La escuela de cristal en el bosque


Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de árboles frutales. A Sofía le encantaba jugar y explorar en el bosque, pero también era muy curiosa y siempre hacía preguntas.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Sofía vio algo interesante en el suelo. Era un objeto brillante y redondo que parecía una moneda. Sin pensarlo dos veces, la niña pisó el objeto con fuerza para ver qué pasaba.

De repente, se abrió un agujero debajo de sus pies y cayó al interior del mismo. La caída fue larga y peligrosa, pero finalmente llegó a un lugar extraño que nunca había visto antes.

La niña estaba frente a una enorme escuela hecha completamente de cristal. Todo lo que se encontraba adentro estaba hecho de cristal también: las sillas, las mesas e incluso los libros eran transparentes.

Sofía comenzó a explorar la escuela y descubrió algo aún más sorprendente: ¡habían personas dentro! Encontró a varios niños sentados en sus sillas realizando sus deberes escolares como si nada fuera extraño.

- Hola -dijo Sofía tímidamente-, ¿por qué todo está hecho de cristal aquí? - Porque es nuestra escuela mágica -respondió uno de los niños-. Aquí aprendemos cosas maravillosas sobre la naturaleza. Sofía se sintió emocionada al escuchar esto y decidió quedarse en la escuela para aprender más cosas sobre el mundo natural.

Conoció a muchos amigos nuevos allí y juntos aprendieron acerca del ciclo de vida de las plantas y los animales, cómo cuidar el medio ambiente y otras cosas importantes. Pero un día, la nevera en la escuela se rompió.

Los niños no sabían qué hacer sin tener un lugar donde guardar sus alimentos para mantenerlos frescos. Sofía recordó que en su casa tenían una nevera y decidió ir a buscarla para ayudar a sus amigos.

Salió de la escuela mágica y caminó por el bosque hasta llegar a su casa. Allí encontró la nevera, pero estaba muy pesada para llevar sola. Recordando lo importante que era cuidar el medio ambiente, decidió pedir ayuda a los árboles del bosque.

- Árboles -dijo Sofía-, ¿me ayudan a llevar esta nevera hasta la escuela mágica? Los árboles respondieron afirmativamente y juntos cargaron la pesada nevera sobre sus ramas hasta llegar al lugar indicado.

Los niños de la escuela estaban muy emocionados cuando vieron que Sofía había traído una nevera nueva para ellos. Agradecidos por su ayuda, le enseñaron aún más cosas sobre el mundo natural y juntos trabajaron para proteger el medio ambiente.

Desde ese día en adelante, todos los días se reunían bajo los árboles del bosque para aprender más acerca de nuestro planeta maravilloso. Y así fue como Sofía descubrió que pisar algo extraño puede llevarte hacia aventuras inesperadas si tienes curiosidad e imaginación suficiente.

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