La escuela de la diversión
Había una vez dos hermanos llamados Iván y Lili que vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos. Iván era el mayor, un chico curioso y aventurero, mientras que Lili, la menor, era dulce y soñadora.
Después de unas largas vacaciones de verano, llegó el momento de regresar a clases, pero los dos hermanos no estaban muy entusiasmados con la idea.
Iván y Lili se habían acostumbrado a levantarse tarde, jugar todo el día y no preocuparse por tareas ni exámenes. Sin embargo, sus padres sabían lo importante que era la educación y decidieron hablar con ellos para ayudarles a entender la importancia de ir a la escuela.
"Hijos, sé que las vacaciones fueron divertidas, pero ahora es momento de regresar a clases", dijo papá con voz tranquila. Iván frunció el ceño y cruzó los brazos. "Pero papá, me gusta levantarme tarde y jugar todo el día. La escuela es aburrida".
Lili asintió con tristeza. "Sí, además extrañaremos estar juntos todo el día". Los padres se sentaron junto a ellos y les explicaron su punto de vista.
Les contaron sobre todas las cosas maravillosas que podían aprender en la escuela: matemáticas para resolver problemas como verdaderos detectives, ciencias para descubrir los secretos del mundo natural e historia para viajar en el tiempo sin moverse del pupitre.
"Además", agregó mamá con una sonrisa cálida, "en la escuela hacen amigos nuevos con quienes pueden compartir momentos inolvidables". Iván y Lili reflexionaron sobre las palabras de sus padres.
Comenzaron a recordar los momentos felices en la escuela: las risas en el recreo, las historias emocionantes en clase de literatura y las manualidades creativas en arte. "Tienen razón", admitió Iván finalmente. "Quizás no sea tan malo regresar a clases después de todo". Lili asintió emocionada. "¡Sí! Podremos seguir aprendiendo cosas nuevas juntos".
Con renovado entusiasmo, los dos hermanos se prepararon para volver a la escuela al día siguiente. Descubrieron que podían combinar lo mejor de ambos mundos: divertirse durante las vacaciones y aprender cada día en la escuela.
Y así, entre risas y juegos compartidos con sus amigos, Iván y Lili comprendieron que la educación era un tesoro invaluable que nadie podía quitarles. Desde ese día en adelante, disfrutaron cada momento escolar como una aventura llena de descubrimientos y crecimiento personal.
Y colorín colorado este cuento ha terminado; ¡pero su propia historia apenas está comenzando!
FIN.