La Escuela de las Criaturas Mágicas



Había una vez en Escuelandia, un lugar mágico donde los niños aprendían y se divertían juntos. En Escuelandia, cada día era una nueva aventura llena de risas y descubrimientos. Pero un día, algo extraño sucedió.

En el colegio del Bosque Encantado, tres amigos inseparables llamados Tomás, Sofía y Martina decidieron faltar a clases para explorar un misterioso sendero que había detrás del patio de la escuela.

Habían escuchado rumores sobre criaturas mágicas que vivían allí y no podían resistirse a la tentación de descubrirlo por sí mismos. Así que ese día, mientras sus compañeros estaban en clase aprendiendo matemáticas y ciencias, los tres amigos se adentraron en el sendero secreto.

A medida que avanzaban entre los árboles altos y frondosos, comenzaron a sentir una energía especial en el aire. De repente, apareció ante ellos un pequeño duende llamado Puck. Tenía ojos brillantes como estrellas y una sonrisa traviesa en su rostro arrugado.

"¡Hola chicos! ¿Qué hacen aquí fuera de la escuela?"- preguntó Puck curioso. Los amigos explicaron emocionados su deseo de conocer las criaturas mágicas del bosque.

Puck les advirtió que faltar a clases no era una buena idea, pero decidió ayudarlos mostrándoles algunas maravillas escondidas. Puck llevó a Tomás, Sofía y Martina hasta un claro lleno de hadas danzantes con vestidos brillantes. Los niños quedaron encantados al ver cómo las hadas bailaban al ritmo de la música del viento.

"¡Es hermoso!"- susurró Sofía maravillada. Pero justo cuando estaban disfrutando del espectáculo, un ruido fuerte rompió el aire. Era el timbre de la escuela, anunciando el final de las clases.

Los amigos se miraron preocupados y se dieron cuenta de que habían perdido toda una tarde mágica por faltar a la escuela. "Debemos volver rápido"- dijo Tomás angustiado-. "No podemos perder más tiempo". Con lágrimas en los ojos, los tres amigos corrieron hacia la escuela.

Pero cuando llegaron, algo inesperado sucedió: todos sus compañeros estaban emocionados hablando sobre lo que había pasado en el Bosque Encantado mientras ellos estaban ausentes.

Resulta que los profesores habían llevado a todos los niños al bosque para enseñarles sobre la magia de la naturaleza. Habían aprendido sobre plantas medicinales, construido casitas para las criaturas pequeñas y hasta habían tenido una clase especial con las hadas bailarinas.

Los tres amigos quedaron boquiabiertos al enterarse de todo lo que habían perdido por faltar a clases. Se sintieron tristes y arrepentidos por no haber estado allí junto a sus compañeros. Al día siguiente, Tomás, Sofía y Martina decidieron no faltar nunca más a clases.

Aprendieron una valiosa lección: que cada día en Escuelandia era importante y traía nuevas oportunidades para aprender y divertirse juntos. Desde aquel día, los tres amigos aprovecharon cada momento en clase para aprender todo lo posible.

Participaron en todas las actividades y se convirtieron en los mejores alumnos de la escuela.

Y aunque nunca más volvieron a ver al duende Puck, siempre recordarían aquella tarde mágica perdida y cómo eso les enseñó que no hay nada más importante que aprovechar cada oportunidad de aprender y crecer juntos. Y así, Tomás, Sofía y Martina se convirtieron en ejemplo para todos los niños de Escuelandia, demostrándoles que la magia está en cada día de clases y que faltar a ellas solo significa perderse grandes aventuras.

FIN.

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