La Escuela de los Duendes Brillantes


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Valle Feliz, dos amigas inseparables: Montse y Lucía. Desde que se conocieron en la residencia estudiantil en 2017, compartían risas, películas de miedo y sueños por cumplir.

Montse siempre se tapaba los ojos con una almohada cuando veían películas de terror. A pesar de su miedo, Lucía estaba allí para calmarla y hacerle reír con sus ocurrencias. Su amistad era tan fuerte que parecían hermanas.

Con el paso de los años, Montse y Lucía se convirtieron en maestras dedicadas a enseñar a niños curiosos y llenos de energía.

Una tarde soleada, mientras disfrutaban de un picnic en el parque, Montse dijo emocionada:- ¡Lucía, ¿te imaginas si creamos nuestra propia escuela? ! Podríamos enseñar a los niños no solo matemáticas y ciencias, sino también valores como la amistad y la solidaridad.

Lucía sonrió ante la idea y respondió:- ¡Eso sería increíble! Podríamos organizar excursiones educativas al bosque o talleres creativos para estimular su imaginación. Seríamos las mejores directoras del mundo. Decididas a hacer realidad su sueño, Montse y Lucía planearon unas vacaciones diferentes: visitarían otras escuelas para inspirarse y traer nuevas ideas para su proyecto educativo.

En su travesía descubrieron escuelas donde los niños aprendían jugando, donde la naturaleza era parte fundamental del aprendizaje y donde la creatividad fluía en cada rincón.

Se maravillaron con cada experiencia vivida e imaginaron cómo implementar todo aquello en su futura escuela. Pero justo cuando estaban por regresar a Valle Feliz, recibieron una noticia inesperada: el terreno donde pensaban construir su escuela estaba ocupado por unos traviesos duendes que no querían marcharse.

Sin rendirse ante este obstáculo inesperado, Montse recordó una historia que le contaron cuando era niña sobre cómo ganarse la confianza de los duendes regalándoles algo valioso pero sencillo al mismo tiempo. Juntas prepararon pequeñas cajas llenas de semillas coloridas y brillantes.

Con mucha paciencia buscaron a los duendes por todo el terreno hasta encontrarlos escondidos entre las flores silvestres. - ¡Hola amigos! Venimos en paz -dijo Montse con voz dulce-. Hemos traído estas semillas especiales como regalo para ustedes.

Los duendes curiosos abrieron las cajas y vieron las semillas brillantes. Sus ojos se iluminaron de emoción al ver aquel regalo tan especial.

Sin decir nada comenzaron a plantarlas por todo el terreno mientras cantaban canciones mágicas que hacían crecer las flores más hermosas jamás vistas. Al ver aquello, Montse y Lucía entendieron que habían ganado la confianza de los duendes gracias a un gesto sincero de generosidad. Los pequeños seres les permitieron construir su escuela en armonía con la naturaleza.

Así nació "La Escuela Brillante", un lugar donde aprender era sinónimo de alegría; donde todos eran bienvenidos sin importar sus diferencias; donde cada día era una aventura llena de descubrimientos e imaginación desbordante.

Montse y Lucía lograron crear un espacio único donde el amor por aprender iba más allá de las paredes físicas del lugar; un lugar donde cada niño podía brillar con luz propia como esas semillas mágicas que cambiaron sus vidas para siempre.

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