La escuela de los niños limpios


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Limpieza, un grupo de niños muy curiosos y amantes del orden. Ellos asistían a la Escuela Primaria "La Alegría", pero se dieron cuenta de que su escuela estaba muy sucia.

Un día, mientras jugaban en el patio de la escuela, los niños notaron basura por todas partes: papeles tirados, latas vacías y hasta charcos de lodo.

Esto les entristeció mucho porque sabían que una escuela limpia era importante para aprender y sentirse cómodos. - ¡Chicos! -exclamó Lucas, el líder del grupo-. Tenemos que hacer algo para ayudar a nuestra escuela. No podemos quedarnos con los brazos cruzados mientras está tan sucia. Todos los demás asintieron con entusiasmo.

Decidieron formar un equipo de limpieza y poner manos a la obra. Se reunieron en la biblioteca después de clases para planear su misión. - ¿Por dónde empezamos? -preguntó Valentina, una niña muy organizada.

- Creo que deberíamos dividirnos en grupos y cada uno encargarse de limpiar una parte diferente de la escuela -sugirió Sofía, quien siempre tenía grandes ideas.

Así fue como se organizaron: Lucas lideraría el grupo encargado del patio, Valentina estaría a cargo del salón principal, Sofía se ocuparía del comedor y Martín se encargaría del baño. Al día siguiente, los niños llegaron temprano a la escuela con sus herramientas de limpieza listas.

Comenzaron a trabajar arduamente barriendo hojas secas, reagarrando basura y limpiando las mesas del comedor. Pero cuando Martín llegó al baño, se encontró con que estaba en un estado terrible. Había papel higiénico por el suelo, agua derramada y los espejos estaban sucios.

- ¡Esto está peor de lo que pensaba! -exclamó Martín desanimado. Pero no se rindió. Junto a sus amigos, comenzaron a limpiar el baño con determinación. Sacaron la escoba, trapearon el suelo y hasta colgaron carteles recordando la importancia de mantenerlo limpio.

Después de varias horas de trabajo arduo, finalmente terminaron. La escuela lucía reluciente y todos estaban orgullosos del resultado de su esfuerzo.

Ese día, durante el recreo, los niños organizaron una asamblea sorpresa para mostrarle a todos sus compañeros cómo habían transformado la escuela. Los estudiantes quedaron maravillados al verla tan limpia y ordenada. - ¡Wow! ¡Qué increíble trabajo han hecho! -dijo la directora emocionada-. Estoy muy orgullosa de ustedes por cuidar nuestro hogar escolar.

Desde ese día en adelante, los niños continuaron cuidando y manteniendo limpia su escuela. Incluso enseñaron a sus compañeros sobre la importancia de no tirar basura y respetar el espacio compartido.

Gracias al esfuerzo y dedicación del grupo de limpieza, "La Alegría" se convirtió en una escuela ejemplar en cuanto a limpieza se refiere. Y así fue como los niños aprendieron que, trabajando juntos, pueden hacer grandes cambios y crear un lugar mejor para todos.

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