La escuela del desierto
Había una vez, en plena Segunda Guerra Mundial, un valiente soldado llamado Ryan. Ryan era alemán y formaba parte del ejército de su país.
Sin embargo, en el fondo de su corazón, él no compartía las ideas y acciones violentas que los nazis estaban llevando a cabo. Un día, durante una batalla en el desierto africano, Ryan se encontró solo y perdido.
El ruido ensordecedor de los disparos había cesado y el sol ardiente del mediodía le quemaba la piel. Caminó sin rumbo fijo hasta que sus piernas cansadas lo llevaron hasta un pequeño oasis. Allí encontró a un niño llamado Miguelito.
Miguelito vivía en ese oasis junto con su familia y cuidaba de los animales que allí habitaban. Al ver al soldado herido y agotado bajo la sombra de una palmera, decidió ayudarlo. "¡Hola! ¿Estás bien?"- preguntó Miguelito acercándose lentamente. Ryan levantó la cabeza débilmente y respondió: "Estoy perdido...
¿dónde estoy?"El niño sonrió comprensivamente y explicó: "Estamos en el desierto africano, cerca del pueblo donde vivo con mi familia. "Ryan sintió un alivio por encontrar ayuda inesperada.
Pero también sintió culpa por ser parte de las fuerzas alemanas que habían causado tanto dolor en Europa. Miguelito notó la tristeza en los ojos del soldado e intentó consolarlo: "No te preocupes, aquí estamos lejos de toda esa guerra terrible.
"Con el tiempo, Ryan fue sanando gracias a los cuidados de Miguelito y su familia. A medida que convivían, el soldado comenzó a darse cuenta de las cosas maravillosas que tenía en común con ellos, a pesar de sus diferencias culturales.
"Miguelito, nunca antes había conocido a alguien tan valiente y generoso como tú. Me has enseñado que no importa de dónde venimos ni qué idioma hablamos, lo importante es cómo tratamos a los demás. "El niño sonrió orgulloso y respondió: "Eso es cierto, Ryan.
Todos somos seres humanos y merecemos respeto y amor. "Con el tiempo, Ryan decidió desertar del ejército alemán y se quedó viviendo en el oasis junto con Miguelito y su familia.
Juntos construyeron una escuela para enseñarles a otros niños la importancia del respeto y la tolerancia. La historia de Ryan se volvió famosa en todo el mundo por su valentía al dejar atrás una guerra injusta para buscar la paz y la amistad.
Su ejemplo inspiró a muchos otros soldados a cuestionarse las órdenes violentas que les daban. Y así fue como un encuentro inesperado en medio del desierto cambió la vida de Ryan para siempre.
Él aprendió que incluso en tiempos difíciles como la guerra, siempre hay espacio para el amor, la amistad y la esperanza.
FIN.