La Escuela Perdida


Era un día normal en la pequeña ciudad de Villa Esperanza. Los niños se levantaron temprano para ir a la escuela, pero al llegar a la puerta principal, se dieron cuenta de que algo extraño estaba sucediendo.

La escuela había desaparecido sin dejar rastro. Los niños estaban confundidos y asustados. No sabían qué hacer sin su lugar de aprendizaje y diversión. Los padres tampoco podían creer lo que estaba sucediendo.

¿Dónde podrían enviar a sus hijos ahora? La noticia llegó rápidamente a toda la ciudad y pronto todos los habitantes se reunieron en el lugar donde solía estar la escuela.

Todos estaban hablando sobre lo que podría haber pasado, pero nadie tenía una respuesta clara. Entre los presentes estaba Sofía, una niña muy curiosa e inteligente que siempre buscaba respuestas a las preguntas más difíciles.

Ella decidió investigar por sí misma y comenzó a buscar pistas en el área donde solía estar la escuela. Después de un largo rato buscando, Sofía encontró algo interesante: un pequeño agujero debajo del sitio donde estaba ubicada la escuela. Llamó inmediatamente a sus amigos para mostrarles lo que había encontrado.

"¡Miren chicos! ¡Encontré algo!" exclamó emocionada Sofía mientras señalaba el agujero. "¿Qué es eso?" preguntaron los demás niños con curiosidad. "No estoy segura, pero creo que puede tener algo que ver con nuestra escuela desaparecida", respondió Sofía pensativa.

Decidieron explorar el agujero juntos y después de un rato de caminar, llegaron a una cueva subterránea. Allí encontraron la escuela, completamente intacta y en perfectas condiciones. "¡Miren! ¡La escuela está aquí abajo!" gritó Sofía emocionada.

Los niños estaban felices de haber encontrado su lugar de aprendizaje nuevamente, pero también estaban preocupados por cómo iban a hacer para volver a subir a la superficie. Fue entonces cuando apareció Don Carlos, el anciano más sabio de la ciudad.

Él les explicó que había un sistema de túneles debajo de la ciudad que se había utilizado durante años para transportar suministros y materiales.

La escuela estaba construida encima de uno de estos túneles y al parecer se habían producido algunas fallas estructurales que habían hecho que la escuela cayera hacia abajo. Don Carlos les ayudó a encontrar una salida del túnel y finalmente pudieron salir al aire libre.

Los padres estaban muy contentos al ver a sus hijos sanos y salvos, y también se alegraron al saber que la escuela estaba bien. A partir de ese día, los niños aprendieron una gran lección sobre la importancia del trabajo en equipo, la curiosidad y el ingenio.

También aprendieron sobre los peligros ocultos que pueden existir bajo nuestros pies sin siquiera darnos cuenta. Desde entonces, todos los habitantes de Villa Esperanza trabajaron juntos para asegurarse de que las estructuras en su ciudad fueran seguras y confiables.

Y gracias a ellos, nunca volvió a ocurrir algo así como lo ocurrido con su querida escuela desaparecida en el subsuelo.

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