La Esfera de los Sueños



Era un día soleado en la tranquila ciudad de Bellavista. Los niños jugaban en el parque, riendo y corriendo por todos lados. De repente, una figura inesperada apareció ante ellos. Era el profesor Esteban, un científico muy querido en la comunidad que siempre traía sorpresas y nuevos conocimientos.

Con su bata blanca y sus lentes grandes, se acercó con una esfera brillante en sus manos.

"¡Hola, chicos! ¿Cómo están hoy?"

Los niños se detuvieron y se acercaron curiosos.

"¡Bien, profesor! ¿Qué traes hoy?" - preguntó Valentina, emocionada.

"Hoy tengo algo muy especial. Esta esfera simboliza la vastedad del universo. Claro, es solo un pequeño recordatorio de lo grande que es todo lo que nos rodea", explicó el profesor Esteban, sonriendo.

Los niños quedaron asombrados. Esteban continuó,

"Dentro de ella hay mucho más que solo luz. Hay historias, preguntas por responder y sueños por alcanzar. ¿Quieren saber cómo podemos descubrir todo eso juntos?"

Los niños asintieron entusiasmados.

"¡Sí! ¿Qué tenemos que hacer?" - gritó Martín, uno de los más pequeños.

"Primero, necesitamos mucha imaginación. La esfera representa todo lo que hemos soñado. Cada estrella, cada galaxia. Si quieren, podemos hacer un viaje imaginario a través de ella. ¿Quién se atreve?"

Todos los niños levantaron la mano.

"Perfecto. Cierren los ojos y piensen en un lugar en el universo que les gustaría visitar", dijo el profesor.

Entonces, con un movimiento mágico de sus manos, la esfera comenzó a brillar con colores deslumbrantes. De repente, los niños sintieron que estaban flotando. Abrieron los ojos y se encontraron en un espacio lleno de estrellas y planetas.

"¡Miren! ¡Estamos en el espacio!" - exclamó Sofía, señalando un hermoso planeta azul.

"Ese es el planeta Tierra", explicó Esteban. "Pero también hay tantos otros. Cada uno tiene su propia historia, vida y criaturas. Vamos a conocerlos todos."

La esfera los llevó de un planeta a otro, mostrando criaturas mágicas, paisajes increíbles y fenómenos asombrosos. Pero, al llegar a un planeta cubierto de nubes, algo extraño ocurrió.

"¡No! Parece que hay una tormenta. No podemos atravesar esa nube oscura!" - gritó León, con preocupación.

"No se asusten. A veces, las tormentas en el universo pueden ser un desafío, pero también pueden enseñarnos algo. Vamos a trabajar juntos y a pensar en cómo podríamos superarla", dijo Esteban con una sonrisa.

Los niños comenzaron a compartir ideas.

"Podemos construir un cohete gigante que atraviese las nubes!" - propuso Valentina.

"O quizás un paraguas mágico que disipe la tormenta!" - sugirió Sofía.

Esteban asintió,

"¡Exacto! La creatividad y el trabajo en equipo nos ayudarán a superar cualquier desafío. Recuerden, cada problema es una oportunidad para aprender, y cada nube tiene un rayo de sol detrás. ¡Vamos!"

Entonces, el profesor los animó a construir mentalmente su cohete y paraguas. Con mucha energía y risas, los niños idearon el plan perfecto.

"¡Listos!" - gritó León.

La esfera brilló intensamente, la tormenta comenzó a despejarse y, como por arte de magia, un camino claro se abrió ante ellos.

"Lo logramos!" - exclamaron todos juntos, llenos de alegría.

Al regresar al parque, el profesor Esteban sonrió y les dijo,

"Recuerden que ustedes también son exploradores del universo en su propia vida. Siempre habrá tormentas, pero si trabajan en equipo y creen en su imaginación, ¡podrán lograr lo que se propongan!"

Los niños aplaudieron y agradecieron al profesor. En ese momento, comprendieron que la esfera no solo simbolizaba la vastedad del universo, sino también el poder que tenían dentro de ellos. Al despedirse, llevaban en sus corazones la chispa de la curiosidad y el deseo de explorar, no solo en el cosmos, sino también en su mundo aquí en la Tierra.

"¡Vamos a ser grandes científicos y soñadores!" - gritaron emocionados mientras el profesor Esteban se alejaba, dejándolos con una gran sonrisa y nuevos sueños por alcanzar.

FIN.

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