La Esfera del Agua



En un lugar no muy lejano, donde una vez hubo océanos llenos de vida, hoy solo queda un vasto desierto de arena y plástico. Así comenzó la historia de un grupo de amigos: Alis, un curioso pez payaso; Tico, un valiente tortugo y Lila, una ingeniosa gaviota. Juntos soñaban con las aguas azules que antes bañaban sus hogares. Sin embargo, el tiempo pasó y la contaminación había sido tan severa que el agua, una vez vital, había desaparecido por completo.

Un día, mientras buscaban algo para jugar entre los restos de un viejo barco hundido, Lila oyó un susurro que flotaba en el aire del desierto.

"¿Escucharon eso?" - preguntó emocionada.

"¿Qué cosa?" - inquirió Alis, meneando su aleta.

"Es el viento. Susurra algo sobre la 'Isla Custodia' y una diosa llamada Laiza. Dicen que ella cuida una esfera de agua que puede curar al mundo" - explicó Lila.

Intrigados, decidieron embarcarse en la búsqueda de la Isla Custodia. Sabían que debía existir en algún lugar, pero el mapa que encontraron estaba lleno de manchas de tinta, así que debían seguir las estrellas.

Viajaron durante días y noches, enfrentando tormentas de arena y pasando por paisajes boscosos. En el camino, conocieron a una tortuga anciana que había escuchado historias de la isla. Ella les dijo:

"¡Ah, Laiza! Lucha por el agua, pero su esfera solo aparecerá a aquellos que demuestren ser dignos y puros de corazón."

Las palabras de la tortuga hicieron reflexionar a los amigos. Sabían que el mundo estaba en crisis y que la única manera de demostrar su valía era a través del cuidado del medio ambiente. Así que decidieron hacer una limpieza en su camino, recolectando plásticos y basura.

Finalmente, tras un arduo viaje, vieron una isla en el horizonte. Al llegar, notaron que estaba llena de árboles frondosos y flores de colores, algo completamente diferente de lo que habían visto. En el centro, una estatua reluciente de Laiza, la diosa del agua, mostraba una esfera brillante en sus manos.

"¡Ahí está!" - exclamó Tico, emocionado. "Debemos tocarla antes que sea tarde."

Pero justo cuando se acercaron, una nube oscura cubrió la esfera. De ella surgió una voz profunda:

"¿Por qué deberíamos liberar el agua a los que no saben cuidarla?" - preguntó Laiza.

Atónitos, los amigos comprendieron que no solo se trataba de tocar la esfera, sino que debían demostrar su compromiso con la protección del agua y su ecosistema.

"¡Prometemos cuidar el agua y enseñar a otros!" - dijeron al unísono.

Laiza los observó y, después de un momento, la nube se disipó y la esfera brilló intensamente.

"Entonces, así será. Comiencen desde hoy y nunca olviden la importancia de respetar la naturaleza" - sonrió la diosa.

Los amigos tocaron la esfera y un torrente de agua comenzó a fluir, llenando de vida el mundo de nuevo. Ríos y mares regresaron, la vida mariana volvió a prosperar y los humanos aprendieron a cuidar su hogar.

"¡Mirá cuánta agua!" - gritó Alis.

"Volveremos a disfrutar del océano juntos" - agregó Tico, contento.

Lila, emocionada, prometió ayudar a repartir el mensaje sobre cuidar el mar. Todos en el mundo dieron un paso hacia el cambio, entendiendo que cada pequeño gesto cuenta.

Y así, la leyenda de Laiza y su esfera perduró en el tiempo. Porque cada generación tenía la tarea de cuidar lo más preciado que existía: el agua. Y gracias a tres amigos valientes, el mundo volvió a lucir su belleza original, lleno de océanos brillantes y vida en cada rincón.

El viaje de Alis, Tico y Lila no solo trajo de vuelta el agua, sino que también enseñó a muchos la importancia de cuidar el mundo que los rodea, recordando siempre que incluso los gestos más pequeños pueden marcar una gran diferencia.

FIN.

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