La esperanza de Alexander



Un día soleado y hermoso, Alexander regresó a su ciudad natal después de pasar un tiempo maravilloso en el campo con sus adorados abuelos.

Estaba emocionado por volver a casa y ver a sus amigos, pero al llegar se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo. La ciudad estaba completamente desierta y había un aire de misterio en el ambiente. Alexander caminó con cautela por las calles, preguntándose qué podría haber ocurrido.

De repente, vio algo que le heló la sangre: ¡zombies! Los zombies estaban por todas partes, arrastrando los pies y gruñendo como si buscaran algo para comer.

Alexander sabía que tenía que encontrar un lugar seguro rápidamente, así que corrió hacia su apartamento en el último piso del edificio más alto de la ciudad. Cuando llegó al edificio, encontró las puertas bloqueadas con tablas de madera. Afortunadamente, él siempre llevaba consigo una pequeña mochila llena de herramientas útiles.

Sacó su martillo y comenzó a quitar las tablas una por una hasta poder entrar. Al entrar a su apartamento, Alexander se sintió aliviado al ver que no había rastro de zombies allí dentro. Se sentía seguro momentáneamente.

Pero sabía que no podía quedarse encerrado para siempre; tenía que hacer algo para salvar a su ciudad y a sus seres queridos. Decidió armar un plan ingenioso para derrotar a los zombies y devolver la paz a su amada cuidad natal.

Primero, buscó cualquier objeto afilado disponible en su apartamento: cuchillos de cocina, tijeras e incluso un palo de escoba roto. Luego, se puso a pensar en cómo podría usar estos objetos para protegerse y luchar contra los zombies.

Se le ocurrió que podría construir una trampa gigante utilizando cuerdas y objetos pesados. La idea era tenderla en el lugar donde los zombies solían reunirse, para así atraparlos y mantenerlos alejados de la ciudad.

Alexander empezó a trabajar sin descanso, atando las cuerdas con destreza y colocando piedras grandes en el suelo. Una vez terminada la trampa, Alexander salió a explorar la ciudad en busca de más información sobre los zombies y cómo detenerlos definitivamente.

Durante su búsqueda, encontró un viejo libro en una biblioteca abandonada que hablaba sobre criaturas misteriosas similares a los zombies. El libro explicaba que si se encontraba el origen de la infección zombie, se podría encontrar una cura para revertir sus efectos.

Con esta nueva esperanza en mente, Alexander se dirigió hacia un laboratorio abandonado donde creía que podía encontrar respuestas.

Al llegar al laboratorio, descubrió pistas cruciales sobre cómo comenzó todo: una planta venenosa que había sido alterada genéticamente por accidente. Decidió llevar algunas muestras consigo para analizarlas más tarde. Con valentía y determinación, Alexander regresó al edificio más alto de la ciudad donde instaló altavoces potentes para llamar la atención de todos los zombies restantes.

Una vez reunidos frente al edificio, activó su trampa gigante e hizo estallar fuegos artificiales coloridos desde el techo del edificio vecino.

Los ruidos fuertes y las luces brillantes confundieron a los zombies, permitiendo que Alexander se acercara sigilosamente para rociarlos con la sustancia proveniente de la planta venenosa. Lentamente, comenzaron a recobrar su humanidad y volvieron a ser personas normales. La ciudad fue liberada del terror zombie gracias al ingenio y valentía de Alexander.

Los sobrevivientes celebraron su victoria y reconocieron el coraje del joven héroe. Desde ese día en adelante, Alexander se convirtió en un símbolo de esperanza y perseverancia para todos.

La historia de Alexander enseña a los niños que incluso en situaciones difíciles, siempre hay una forma de enfrentar los problemas y encontrar soluciones creativas.

Nos muestra que nunca debemos perder la esperanza ni dejar que el miedo nos paralice, porque incluso en medio del caos podemos encontrar la fuerza para cambiar las cosas y hacer el bien.

FIN.

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