La Estación de los Valientes
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una estación de tren abandonada. Todos los habitantes del lugar evitaban pasar por ese lugar, ya que se decía que estaba encantado y que cosas extrañas sucedían allí.
Un día, un grupo de niños aventureros decidió investigar la estación. Eran cinco amigos: Lucas, Sofía, Martín, Valentina y Juanito. Aunque sentían miedo, también sentían mucha curiosidad por descubrir qué había detrás de las historias de terror.
Se reunieron en la plaza del pueblo para planear su aventura. Lucas era el más valiente del grupo y propuso entrar a la estación sin temor alguno. Los demás aceptaron con cierta cautela y comenzaron a caminar hacia ella.
Al llegar a la entrada de la estación, todos se quedaron boquiabiertos al ver lo oscuro y lúgubre que lucía el lugar. Había telarañas por todas partes y las ventanas estaban rotas. El viento soplaba fuertemente haciendo ruidos escalofriantes.
-¡Vamos chicos! No podemos dejarnos intimidar por esto -dijo Lucas intentando animar al grupo-. Si nos mantenemos juntos no hay nada que pueda asustarnos. Decidieron adentrarse poco a poco en la estación mientras exploraban cada rincón con cuidado.
De repente, escucharon un fuerte ruido proveniente del andén número 3. -¿Qué fue eso? -preguntó Sofía asustada. -Seguro es solo el viento o algún animal -respondió Martín tratando de tranquilizarla.
Pero cuando llegaron al andén, se encontraron con algo que los dejó sin palabras. Un tren antiguo y oxidado estaba detenido en el andén. Parecía haber estado abandonado durante años. -¡Es increíble! -exclamó Valentina emocionada-.
¿Será que podemos subirnos? Lucas, siempre dispuesto a vivir nuevas aventuras, decidió subir al tren seguido de los demás. Al entrar, descubrieron que no estaba tan abandonado como parecía. Había una nota pegada en uno de los asientos.
La nota decía: "Queridos niños, si están leyendo esta nota es porque han tenido el valor suficiente para enfrentar sus miedos. Dentro del tren encontrarán una serie de desafíos que deberán superar trabajando juntos. "El grupo se miró entre sí y decidieron aceptar el desafío.
Avanzaron por los vagones del tren resolviendo acertijos y rompecabezas mientras reforzaban su trabajo en equipo. De repente, llegaron a un vagón lleno de disfraces y máscaras espeluznantes. Pero esta vez no sintieron miedo, sabían que era parte del juego.
Cada uno tomó un disfraz y se convirtieron en valientes detectives dispuestos a resolver el último acertijo para salir del tren terrorífico.
Después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo lograron resolverlo y las puertas del tren se abrieron revelando una hermosa sorpresa al otro lado: la estación había sido transformada en un parque temático lleno de juegos divertidos. -¡Lo logramos chicos! -gritó Juanito emocionado-.
¡Superamos nuestros miedos y encontramos una gran aventura! Desde ese día, la estación de tren abandonada se convirtió en un lugar lleno de risas y diversión para todos los habitantes del pueblo. Los niños aprendieron que enfrentar sus miedos puede llevarlos a descubrir cosas maravillosas y que trabajar en equipo es fundamental para superar cualquier desafío.
Y así, la estación de tren terrorífica se convirtió en un símbolo de coraje y amistad para todos los niños del pueblo.
FIN.