La Estatua del Poeta Sire



En un pequeño pueblo llamado Versovia, cada rincón estaba adornado con coloridos murales y estatuas que contaban la historia de los poetas más grandes del lugar. En la plaza central, se erguía la majestuosa Estatua del Poeta Sire, un legendario poeta conocido por sus hermosos versos sobre la amistad y la naturaleza. Pero, lo que pocos sabían, era que la estatua tenía un secreto: cada vez que un niño le recitaba un poema, cobraba vida por un instante y les contaba cuentos maravillosos.

Una mañana, mientras la infancia de Versovia jugaba cerca, una niña llamada Sofía decidió acercarse a la estatua con un poemario que había encontrado en el desván de su abuela. Era un viejo libro lleno de rimas de diferentes poetas.

"Hola, Poeta Sire. Hoy quiero compartir un poema contigo", dijo Sofía, apenas con una voz tímida.

Al instante, la estatua brilló suavemente y su figura cobró vida. Con una voz profunda y melodiosa, el Poeta Sire respondió:

"¡Hola, pequeña soñadora! Estoy ansioso por escuchar tus versos. ¿Cuál es el poema que has traído?"

Sofía, nerviosa, comenzó a recitar el poema sobre una mariposa que volaba libre por el campo. A medida que avanzaba, notó que el Poeta Sire sonreía y sus ojos destellaban como si fueran de verdad. Una vez que terminó, el poeta le dijo:

"Ese es un hermoso poema, Sofía. Recuerda siempre que las palabras tienen el poder de volar y de transformar el mundo. Cada vez que las compartes, creas magia."

Sofía se sintió inspirada. Decidió que quería recitar más poemas y compartir su amor por la poesía con sus amigos. Así, todos los días, comenzaba a juntar a los niños del vecindario en la plaza para que juntos recitaran sus versos y, aunque no podían ver al Poeta Sire, sentían su presencia.

Sin embargo, había un niño llamado Lucas que no creía en la magia de la poesía. Siempre se burlaba de sus amigos y decía:

"¡Eso no es más que un cuento! No pueden esperar que una estatua hable. Es solo piedra."

Un día, Sofía decidió que era hora de ayudar a Lucas a ver la belleza de la poesía. Quiso demostrarle que las palabras pueden inspirar y cambiar corazones. Así que le pidió que la acompañara a la plaza.

"Lucas, venamos un rato. Te prometo que te divertirás."

Lucas, algo escéptico, la siguió. Cuando llegaron, todos los niños ya estaban reunidos. Sofía comenzó a relatar un poema sobre la amistad y cómo el amor entre los amigos podría superar cualquier dificultad. Entonces, el Poeta Sire, al escuchar las palabras de la niña, volvió a cobrar vida. Aumentó la intensidad de su luz y le dijo:

"Lucas, ¡escucha! Las palabras pueden unir incluso a aquellos que parecen estar distantes."

Admirado, Lucas trató de entender. Entonces, el poeta se acercó a él y agregó:

"Respira hondo y siente la poesía que te rodea. Intenta escribir algo, tu propio poema."

El niño, rodeado de risas y palabras, decidió intentarlo. Junto a Sofía y los otros, comenzó a expresar sus pensamientos. Luchaba al principio, pero poco a poco, las palabras fluyeron y él se entregó a su inspiración.

Cuando terminó, se sintió diferente. Lucas alzó la vista hacia el Poeta Sire, que lo miraba con gran satisfacción.

"Veamos, Lucas. ¿Cómo te sientes ahora?" preguntó Sofía.

"No sé... siento que he descubierto algo nuevo. La poesía es… es especial."

Desde aquel día, Lucas se convirtió en un gran amante de la poesía. Comenzó a recitar sus versos junto a Sofía y los demás, y juntos formaron un grupo que celebraba la magia de las palabras. La plaza de Versovia se llenó de alegría y risas, todos compartiendo sus propios poemas y rimas, y Lucía, que era la niña más tímida, se unió a ellos.

La Estatua del Poeta Sire, desde su pedestal, contemplaba todo con una sonrisa satisfecha, sabiendo que había inspirado una nueva generación de amantes de las palabras. Y así, el legado del Poeta Sire continuó en cada rima, en cada verso compartido, tocando los corazones de todos los niños de Versovia.

Con el tiempo, aprendieron una valiosa lección: no importa cuán grandes o pequeños son los sueños, siempre pueden transformarse en realidad a través de la magia de la poesía y la amistad.

FIN.

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